“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.
Apocalipsis 4:11 RVR1960
Estas son palabras que según el libro de Apocalipsis, se dicen frente al trono de Dios en el Cielo, y en ellas se reconoce algo obvio: que Dios como creador tiene derechos completos, sin embargo esto que en el Cielo se reconoce, no se reconoce en la tierra, ¿por qué no reconocemos los plenos derechos de Dios? ¿por qué ignoramos la gloria que Dios merece como creador?
2. El Cielo es plena conexión con Dios, gozosa obediencia, continua admiración, porque en el Cielo Dios es el centro, y es reconocido como Dios, no hay nadie por encima de Él. En el Cielo los seres humanos somos más humanos que nunca, porque Dios ocupa el lugar que merece, y por eso nuestra humanidad es más real, perfecta y satisfactoria que nunca, somos humanos en relación a Dios, no a nosotros mismos. Lo mismo se puede decir de los ángeles que le adoran. Nuestra relación con Dios determina la plenitud de lo que somos.
3. Dios ocupa un lugar de necesidad en el Universo, no ha sido creado y existe antes que todas las cosas. Él es necesario, y es real, mientras que todo lo demás es real en relación a Dios, y en Dios sustentamos lo que somos. Jesucristo ha hecho posible el camino de vuelta a Dios, y deshacer el daño que el pecado ha hecho en nosotros, Él, como plenamente Dios y hombre, es el cumplimiento de una salvación que ahora es hecha cercana a nosotros y nos asegura el acceso al Santo Dios. Es por eso que Jesucristo no es una opción más en un mercado religioso lleno de opciones, Jesús es el único camino, la única y eficaz oferta de salvación que nace de Dios. Sin Él como seres humanos estamos perdidos.
4. La voluntad de Dios es radicalmente diferente a nuestra voluntad, nosotros deseamos cosas que pueden suceder o no, en cambio la voluntad de Dios es. No es contingente, sino lo contrario, todo lo que Dios desea se hace, su voluntad es imparable, ya que dispone de la capacidad para llevar a cabo todo lo que desea. Todo fue creado por Su voluntad, y fuera de su voluntad no hay existencia, reconozcámosle como a Dios, honrémosle porque es digno, y perfecto, y bueno. Volvamos a Él, porque no existimos sin Él, ni somos aparte de Él. Él es nuestro todo, y en Él tenemos plenitud.