jueves, noviembre 30, 2023

Fascinación



“Así que, amados hermanos, ustedes que pertenecen a Dios y tienen parte con los que han sido llamados al cielo, consideren detenidamente a este Jesús a quien declaramos mensajero de Dios y Sumo Sacerdote”.

Hebreos 3:1 NTV


Un cristiano es alguien que ha cambiado de dueño, ya que todos pertenecemos a alguien, también aquellos que no profesan creencia alguna. Sin Dios somos esclavos de nuestro pecado y de la ignorancia espiritual, pero al creer hemos sido trasladados y pertenecemos al Hijo de Dios. El creyente ha sido hecho libre, porque sólo el Salvador nos libera de la destrucción de los que abandonan a Dios y están dispersos, pero es siervo de Dios, ahora le pertenece, es propiedad de Dios. Y más, Aquel que le liberó es su gozo y esperanza, su mayor benefactor.

2. Hay dos cosas que tienen en común aquellos que han sido libertados de la esclavitud y aquellos que han quedado enamorados: el conocimiento de aquel a quien aman y quien tanto bien les hizo. Ni siquiera estoy hablando de gratitud, estoy hablando de curiosidad, de apego, de lealtad, ¿quien me hizo tanto bien sin yo merecerlo? ¿cómo es aquel a quien amo? Del mismo modo se produce un poderoso vínculo en aquel que es amado y aquel que ama. En el caso del cristiano no hay vínculo más poderoso en toda la tierra que el del creyente que ha sido rescatado por el amor del Mesías y hecho libre eternamente. ¿Deseas conocerle? ¿anhelas saber cada detalle de Él, su carácter, su vida? nuestro texto nos ordena a considerar detenidamente a Jesús.

3. El conocimiento meticuloso y exhaustivo de nuestro Salvador es el rasgo del verdadero Hijo de Dios, hemos sido marcados en nuestra frente y en nuestra mano derecha, lo cual quiere decir que hemos sido unidos íntimamente a Él. Cuanto mayor sea nuestro conocimiento de Él mayor será nuestro aprecio de Él, cuando mayor sea nuestra intimidad con Él mejor podremos servirle, cuando más cerca vivamos de Él mayor será su influencia en nosotros. Debemos procurar que Cristo sea el todo en nosotros, para que podamos reflejarle, disfrutarle, amarle y corresponderle como se merece.


miércoles, noviembre 29, 2023

Cristianismo socialdemócrata




“Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar?”

Hebreos 2:3 NTV


Si algo falta en el cristianismo de hoy es el temor. La reverencia es el profundo respeto a Dios, conscientes de Quién es Él, de sus derechos como Dios y Rey, y de su perfecta justicia. El temor es la desconfianza en nosotros mismos y la seguridad de los juicios justos de Dios sobre aquellos que se apartan de Él. En cambio tenemos una mentalidad fuertemente influenciada por los dioses (valores) de esta época: 1. la mentalidad de cliente, en la que nosotros somos el cliente y Dios existe para nuestra satisfacción en esta vida y nuestra satisfacción sin Él, 2. la mentalidad socialdemócrata, en la que Dios es el Estado, y nosotros somos todos iguales, y merecemos derechos y libertades y el Estado (Dios) está obligado a bendecirnos por igual y a devolvernos los tributos que le pagamos en forma de servicios. Esto, junto con una profunda ignorancia de la Biblia, que no se ha interiorizado es la ruina del cristianismo moderno.

2. Hay otro gran problema en el cristianismo moderno, y es una incorrecta comprensión de la llamada doctrina de la seguridad de la salvación. Es cierto que la Biblia enseña la seguridad de la salvación de los que son salvos, pero la Biblia NO ENSEÑA la seguridad de la salvación de los que PROFESAN SER SALVOS. Y en ese matiz es donde hemos torcido la enseñanza Bíblica, confesar no es lo mismo que creer, DIOS NO SALVA A PROFESANTES REBELDES, sino a aquellos que han creído y tiemblan ante Su Palabra. No deberíamos consolar a aquellos que son simples profesantes, por más años que lleven asistiendo a las reuniones. No deberíamos calmar y prometer a aquellos que están entre nosotros que no teman, porque todo creyente necesita una medida saludable de temor, de lo contrario no es más que un incrédulo con una conciencia adormecida. 

3. El llamado del creyente es a creer con confianza y temor, a desconfiar de sí mismo, y a poner su confianza en el perfecto Salvador, Jesús, en Quien han perdón. El creyente tiene que ejercer fe CADA DÍA, comprendiendo que es la Gracia la que le sostiene, y no una promesa vaga y genérica.

4. El creyente debe comprender la corrupción que lleva en su interior, esa natural tendencia que le aleja de Dios y se deleita en el pecado, pero también debe comprender que Jesús es propiciación de nuestros pecados, y que sólo la confianza en Él es la salida de nuestra condenación, porque Él es justo y es Quien justifica. No debemos tener otra esperanza fuera de Jesús, ni debemos tener otro deleite mayor que Él.


martes, noviembre 28, 2023

Salvación para hoy




“Él ya no es como un esclavo para ti. Es más que un esclavo, es un hermano amado, especialmente para mí. Ahora será de más valor para ti, como persona y como hermano en el Señor”.

Filemón 1:16 NTV


Las relaciones personales pueden ser rotas fácilmente, una traición, la omisión de ayuda, unas palabras dichas fuera de lugar, cualquier cosa puede ser el detonante de la amargura y el dolor que rompen relaciones. A veces las relaciones quedan rotas de por vida y hace falta algo más que buena voluntad para que sean restauradas. 

2. Onésimo conoció al apóstol Pablo en la cárcel, quizás como soldado que le custodiaba, aunque esto es sólo una especulación. En cualquier caso conoció a Pablo y con él conoció al evangelio. El conocimiento de Jesucristo no cambió la situación ni la relación con Filemón, pero sí cambió a Onésimo. El desencuentro o las traiciones pasadas no habían cambiado, pero Jesús si había cambiado al antiguo esclavo, ahora era un hombre personado, transformado y reconciliado con Dios. Aún más, era hermano de Filemón, un hermano en la familia de Dios.

3. ¿Cómo debería ser la relación entre creyentes? humanamente hablando entre hijos de Dios seguiremos lidiando con nuestras limitaciones y nuestra naturaleza caída. La envidia, los celos, el egoísmo, el personalismo, siguen presentes en nosotros, sin embargo el elemento diferenciador es uno: nuestro perdón y paz vienen de Aquel que murió para salvarnos, y la reconciliación entre nosotros viene del mismo lugar. Necesitamos continuamente recibir el perdón de nuestro Salvador para ser restaurados. 

4. Pero ¿qué ocurre cuando seguimos heridos, enfadados, llenos de rencor? cuando buscamos el contacto con Dios nuestro corazón endurecido se ablanda al considerar a Jesús, nuestra mente deja de dar vueltas al agravio y ahora gira en torno al Único que no hizo daño a nadie sino que recibió la crueldad inmerecida de otros, Jesús. Nuestra perspectiva deja de ser subjetiva para ser celestial, y nuestras emociones corrompidas son limpiadas al pensar en la Gracia que nos ha sido dada. 

5. La salvación es algo integral. Cristo no sólo nos trae el perdón legal por nuestro pasado, sino que quiere salvarnos hoy del rencor, de la ira, y de la venganza. Necesitamos experimentar la muerte del yo para que Cristo viva. Nuestro bautismo en agua representa una vida en la que muerte de lo viejo es reemplazada por la vida de Jesús. No nos aferremos al rencor del viejo hombre, a llevar las cuentas de los agravios sufridos, sepultemos todo lo que nos ata para que el Cristo resucitado reine en nuestro hoy.


lunes, noviembre 27, 2023

El pueblo de Dios es Dios en su pueblo




“Él dio su vida para liberarnos de toda clase de pecado, para limpiarnos y para hacernos su pueblo, totalmente comprometidos a hacer buenas acciones”.

Tito 2:14 NTV


¿Con qué propósito hemos sido perdonados y adoptados en la familia de Dios? ¿Cómo debería ser la vida de aquellos que hemos creído en el nombre de Jesucristo? 

2. Dios es un Dios santo, Quien nos ha regenerado a través del Espíritu Santo con un llamamiento santo, para que vivamos vidas santas. El propósito de Dios al adoptar hijos es que sus redimidos sean semejantes a Él, nos recata del pecado para que dejemos de vivir vidas centradas en el pecado y vivamos vidas centradas en Dios. 

3. La limpieza del hijo de Dios no ocurre en un instante, sino que es progresiva, existe un crecimiento tanto en el abandono del pecado, como en reflejar el carácter de Dios. Ese crecimiento puede ser muy lento o estar detenido en el caso de un cristiano inmaduro, o puede ser constante en el caso de un creyente que se apoya en Dios. Crecemos al desarrollar un apetito por Dios y un rechazo por el pecado, ya que el crecimiento tiene que ver con nuestro deleite por las cosas santas, y nuestro disfrute de las mismas. Y esto nos puede servir de señal para estar alerta, ¿estoy sintiendo aburrimiento o hastío por Dios y mi comunión con Él? ¿mi deseo por las cosas triviales está aumentando? Estas son dos señales de nuestro crecimiento o de nuestro enfriamiento en la fe. 

4. A nivel colectivo nuestro texto nos llama “pueblo de Dios” y hay un rasgo común del pueblo de Dios, y es su afán por las buenas obras, es decir, cuidar de los que más lo necesitan, proveer de los que menos tienen, y consolar a los que todos han abandonado. El pueblo de Dios es santo, y es misericordioso, así como el Dios que lo llamó lo es. Nuestro énfasis principal debe ser replicar el carácter de Dios en el carácter de la iglesia local, ¿se nos conoce así? a menudo preferimos otros énfasis, y todos esos énfasis desvirtúan el llamado que como pueblo de Dios hemos recibido. Recordemos que seremos juzgados con más severidad los que hemos recibido mucho. 


viernes, noviembre 17, 2023

La Vida que nos da vida



»¡Oh Israel, mantente lejos de los ídolos! Yo soy el que contesta tus oraciones y te cuida. Soy como un árbol que siempre está verde; todo tu fruto proviene de mí».

Oseas 14:8 NTV


La relación del creyente con Dios es única. Dios es para el creyente todo. El creyente ha pasado del completo desamparo, a una dependencia en la que Dios es su provisión, su sustento, y su Padre. Alejarse de Dios es por tanto la mayor locura auto destructivo,  ¿por qué hacerlo? ¿qué sentido tiene alejarnos de nuestro Bien?

2. Los ídolos son dioses falsos, fabricados por nosotros, y por lo tanto manipulables. Un ídolo no sólo es sustituto de Dios, es un dios al que puedes manejar, un ídolo no necesita fe, sólo necesitas negociar con él para obligarle a que te de lo que deseas. Cambiar al Dios vivo por un ídolo es una necedad. Dios responde oraciones, dice nuestro texto, y nos cuida, un ídolo carece de amor.

3. “Yo soy el que contesta tus oraciones y te cuida” dice el Señor. Dios es para nosotros como un madre que se desvela en nuestra enfermedad. Nadie hace lo que una madre hace por sus hijos, y Dios es mucho más que una madre, Dios está pendiente de nosotros, atento a nuestras oraciones, interesado en nuestro mayor bien. ¿Lo cambiaremos por los ídolos?

4. Nuestra vida viene de Dios. Dice nuestro texto que Dios es como un árbol verde que nos sostiene con su fruto. Nuestro sustento, nuestro alimento, nuestra vida depende de su vida. Y aquí hay un principio vital esencial para comprender el cristianismo: no se trata de un pacto con Dios en el que estamos obligados a cumplir una serie de normas, la vida espiritual se trata de CONFIANZA Y DEPENDENCIA. Confianza para obedecer y una dependencia vital que nos da fuerzas y gozo. Si Dios es la vida que sostiene nuestra vida, entonces nuestro papel es vivir conectados con Él. 

5. ¿En qué se basa tu relación con Dios? ¿en el miedo al castigo? ¿en el miedo a desagradarle? no podemos ganar el amor de Dios, lo tenemos porque Él es amor. Y ahora, gracias a Jesús, el Salvador, tenemos acceso a Dios. Como creyente debes asegurarte de pasar tanto tiempo como puedas bajo la sombra de este árbol de vida que es Dios, sustentarte con su fruto, y vivir en gozosa dependencia.


jueves, noviembre 16, 2023

No olvidar

 


“Mas yo soy el Señor, tu Dios, desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí”.

OSEAS 13:4 RV2020

Olvidar nuestro pasado es olvidar quienes somos, olvidar nuestros orígenes es olvidar nuestra historia, pero olvidarnos del Dios que nos rescató es darle la espalda a todo lo anterior y mucho más. En nuestro texto el profeta reprocha a la nación cómo le ha dado la espalda a Dios y cómo Dios ha tenido paciencia con ellos, pero aun así, ellos han olvidado.

2. Egipto es la esclavitud, Israel fueron una nación de esclavos en la mayor potencia mundial de su época. Vivieron como esclavos sirviendo a otros, y Dios los libró de las manos del tirano faraón, para hacerles libres en su propia tierra. ¿Cómo olvidar algo así?, ¿y cómo podría olvidar el creyente que ha sido hecho libre en un sentido más real? Éramos esclavos del pecado e hijos de Ira, porque estábamos enfrentados a Dios, en cambio Él nos envió al Salvador, a Jesús. Olvidar nuestra redención es darle la espalda al Dios que nos hizo libres, que jamás nos ocurra algo así.

3. Dios es nuestro Dios DESDE que nos hizo libres. Nuestra redención es la marca de tiempo que indica desde qué momento Dios es nuestro Dios. Hemos pasado de ser esclavos a ser hijos libres de un Reino. ¿Cómo olvidar esto? Dios se dio a sí mismo como su Dios en el paso del mar rojo. Es Dios desde que cruzaron las fronteras del país que los oprimía. 

4. Desde nuestra salvación hemos sido consagrados al Dios que nos redimió. Él es nuestro Dios y nosotros somos suyos. Le pertenecemos, Él nos pertenece. El vínculo entre Dios y nosotros tiene que ver con un acto de salvación, y ese vínculo debe determinar toda nuestra vida. Meditemos con frecuencia de dónde hemos salido, Quien es el que nos ha rescatado. Necesitamos recordarnos nuestra identidad en Dios.


miércoles, noviembre 15, 2023

Vivir en dos lugares



Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

Colosenses 3:3‭-‬4 RVR1960


El creyente es, en cierto sentido, alguien que ha muerto con Cristo, y cuya vida está en Cristo. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que hemos sido trasladados. Cuando alguien cambia de residencia su vida cambia de lugar, sus amigos, sus pasatiempos, su trabajo, todos están en su nueva ubicación. Nosotros hemos cambiado, hemos sido trasladados de una esfera de vida terrenal a una esfera de vida celestial. 

2. En relación a este mundo el creyente ha terminado su vida aquí. Un muerto ha perdido toda esperanza que pudiera tener, todas las ambiciones, todos los sueños. A un muerto no le queda nada en esta vida. De nada le sirve desear o hacer planes en este mundo, este mundo ya no tiene nada para él. Eso somos nosotros aquí, muertos sin esperanza, para los que no hay nada. Somos completos extraños y la vida transcurre sin nosotros, porque ya no pertenecemos a este mundo.

3. El lugar al que hemos sido traslado no es un lugar, es una persona, es Jesús. Él es nuestro Cielo. Él es nuestra vida, Él es nuestro mundo. Ahora pertenecemos a una nueva sociedad, un nuevo Reino, un nuevo lugar. Nuestras esperanzas, ambiciones y posibilidades son completamente nuevas, de otra clase. Nuestro “Cielo” es una categoría completamente nueva, mientras que este mundo está caído, el Cielo es eterno, mientras que este mundo está corrompido y en descomposición, el Cielo es eterno y nuevo. Mientras que este mundo es un lugar de malicia y egoísmo, en el que Dios no está presente, el Cielo es un lugar de estrecha comunión con el Dios eterno, sin la interrupción del pecado, y es un lugar en el que imperan nuevos principios revelados en el sermón del Monte, una mentalidad tan extraña que es locura a los hombres de este mundo. 

4. En otro sentido el creyente vive en dos sitios simultáneamente. Físicamente está en este mundo, espiritualmente está en Cristo. Pisamos el mismo mundo que los demás, pero este mundo no tiene nada de nosotros. La contaminación y la corrupción de este mundo no le alcanza, Él lleva la fragancia del Cielo, su verdadero hogar. Quizás alguien pueda ver en nosotros una cualidad diferente, y tendrá razón, somos una anomalía, estamos fuera de lugar aquí.

5. Como creyentes renovamos nuestra mente y nuestro espíritu al meditar en Cristo Jesús. En en su persona que tenemos comunión con Dios. No encontramos descanso en ninguna de las cosas de este mundo, sólo tenemos descanso en nuestro Salvador. Somos suyos, y Él es nuestro, Él es nuestro destino y nuestro recreo ahora. Cuando estamos agotados tras pasar un día completo en este mundo que no es nuestro, nos renovamos al tener contacto con Aquel que es nuestro verdadero mundo.


Fascinación

“Así que, amados hermanos, ustedes que pertenecen a Dios y tienen parte con los que han sido llamados al cielo, consideren detenidamente a e...