lunes, diciembre 04, 2023

Nómadas


“Todas estas personas murieron aún creyendo lo que Dios les había prometido. Y aunque no recibieron lo prometido, lo vieron desde lejos y lo aceptaron con gusto. Coincidieron en que eran extranjeros y nómadas aquí en este mundo”.

Hebreos 11:13 NTV


A menudo pintamos la vida de los héroes de la fe con filtros rosados y etéreos, pero la vida de fe, no está exenta de realismo, al contrario, es el realismo de vivir en esperanza. 

2. Esta vida no es nuestro hogar, ni el premio está en este mundo. Aquellos que vivieron esperando al Mesías, la salvación de Dios, murieron sin haberlo visto en este mundo. Y para los que sí hemos creído en Jesús, vivimos sin haberlo visto, pero con la esperanza de encontrarnos con Él. También vivimos en esperanza, y esa espera, fortalece nuestra fe e incrementa nuestra recompensa.

3. La fe no es una imaginación sin apoyo alguno, se basa en la fidelidad de Dios, y en Su capacidad para cumplir sus promesas. Ellos murieron creyendo lo que Dios ha prometido, y aferrados a eso encontraron paz, y Dios recompensó esa confianza, porque Él es fiel. Para muchos hoy la fe es la confianza irracional en una creencia producida por tu imaginación, por un ídolo de tu preferencia, o por una fantasía trascendente de tu gusto, pero eso no es fe, eso son sueños infantiles. La fe es la confianza en la palabra dada, y es Dios Quien nos da su palabra.

4. La fe implica el disfrute anticipado de lo prometido. Es por medio de la fe en la promesa que podemos ser consolados en los momentos de inquietud. Es un hilo que nos une a la eternidad, un cordón umbilical que nos une al Dios de toda Gracia para que seamos fortalecidos en momentos de soledad y confortados en Él. 

5. La fe en el Dios y Padre de Jesucristo nos convierte en personas en tránsito, es decir: extranjeros y nómadas. Estos nómadas tienen todos algo en común, viajan con equipaje. Cargan con sus posesiones (escasas) y son muy conscientes de que la tierra que pisan es sólo un lugar de paso. Ellos no comprarán tierras, ni sembrarán campos, no pondrán sus esperanzas aquí, tampoco se casarán con personas del lugar, porque este no es su lugar. La vida nómada no es fácil, quizás si es interesante, pero implica grandes renuncias. El nómada tendrá vecinos (temporales) que viven vidas que él no vive, y es que él no puede renunciar a su patria real. Nosotros somos nómadas de un Reino eterno, nuestro verdadero hogar, somos hijos de Dios en tránsito, camino de nuestro verdadero hogar. Si nuestra mente está puesta en nuestro destino, seremos buenos nómadas, pero si olvidamos quiénes somos y Quién es el que nos llamó, lo perderemos todo, porque este no es nuestro hogar. Por eso, vivamos en esperanza, viajemos ligeros, cantemos las canciones de nuestro hogar, y vivamos como dignos hijos de nuestro Rey.


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