El Domingo pasado tuvimos la reunión de iglesia. Este tipo de reuniones son una especie de "obligación" legal para las asociaciones, llevamos un acta, se aprueban presupuestos, se toman decisiones y se da cuentas de lo que se ha hecho. Algunos de los acuerdos hay que elevarlos a escritura pública por medio de un notario.
Doy gracias a Dios que en mi iglesia estas reuniones, aunque un poco largas, son agradables, hay buen ambiente, risas, y siempre producen gratitud a Dios por lo que ha hecho entre nosotros, o bien nos conducen a orar con más intensidad sobre temas que nos preocupan.
Este año pasado hemos visto el excelente ministerio que mi consiervo Ángel ha hecho, junto con su esposa y toda su familia. Ángel sirve como copastor (en mi iglesia, siguiendo el patrón bíblico entendemos que pastores y ancianos son lo mismo) y está sostenido por la iglesia de forma íntegra (y eso que somos una iglesia pequeña, unas 70 personas). Se han levantado dones, hemos recibido más personas que se han integrado en nuestra comunidad, y miramos con ilusión el futuro. Además, los pastores nos sentimos no solo amados, sino apoyados y hay mucha confianza en ese sentido.
No obstante sé que en muchas iglesias no es así. Creo que uno de los grandes estorbos es el afán de poder de algunos miembros. Y es que conozco de muchas personas que vuelcan en la iglesias sus frustraciones y sus ansias no satisfechas. Ese tipo de personas producen un daño tremendo en el cuerpo de Cristo, desequilibrios, peleas, rencillas, etc... Os contaré algo real...
La semana pasada me encontré con un creyente de mi barrio. Es un joven adulto de una iglesia cercana, iba con su novia y me acerqué a saludarlos.
-Hola- les digo- ¿cómo estáis.
-Hola- me da la mano y presentándome a su novia- ella es XXXXX, y él es Julio, vive aquí cerca y mira que privilegio, es pastor, así que tengo un pastor viviendo cerca... un pastor viviendo cerca de otro pastor... bueno, al menos en el futuro.
Me quedo un poco sorprendido por esa afirmación.
-Vaya, así que quieres ser pastor, ¿o es que te estás preparando para serlo?.
-Bueno, aún no eres pastor- le dice la novia a mi amigo.
No sé qué pensáis vosotros, pero yo me he encontrado a algunas personas así. Conocí a uno (nuevo creyente) que se negó a recibir un discipulado porque era "demasiado elemental", ese mismo creyente terminó diciéndole a sus amigos no creyentes "que era pastor de la iglesia XXXXX".
Perdonad que sea tan crítico, pero respeto y amo a la Amada del Señor, que es la iglesia, y me parece mezquino y dañino ver a personas que sólo aman el título y el respeto de otros. Personas que no saben lo que es pastorear, consolar, animar, corregir con amor, personas que siempre hacen diferencia entre los miembros de su iglesia y ellos, que les gusta aparentar un estátus espiritual y económico mayor.... esas personas son un túmor en el Cuerpo de Cristo. Sería mejor que se esforzaran más por cumplir sus anhelos en una empresa, un partido político o una asociación de vecinos.... o que se arrepintieran y comprendiera que el cristianismo es otra cosa muy distinta. En ese sentido tienen todo mi respeto personas como mis consiervos Angel y Jorge, pastores junto conmigo, que saben lo que realmente es ser pastor y que "no se les nota".
Los enemigos de la iglesia, en muchos casos se encuentran dentro de ella, y son aún peores que el tormento del inquisidor, porque hacen un daño casi permanente. La iglesia no es un reino para que reyezuelos glotones de adulación se sienten sobre sus tronos, la iglesia es un hospital para que los quebrantados de corazón se sanen, es labranza de Dios, para que Él produzca en nosotros frutos que nos hagan ser más semejantes al excelente y magnífico Jesús, es una Antioquía que manda misioneros.... es muchas cosas, pero no lo que veo por algunos canales de TV por internet (es pastor XXX y su esposa XXX le dan la bienvenida...), o abominaciones como Creciendo en Gracia (que no son iglesia, solo una secta bien peligrosa).
Que el Señor nos ayude a renovar nuestro entendimiento y cumplir su propósito en esta tierra.