Amar es disfrutar

 “Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento”

Cantares 7:10 RV60

AMAR ES DISFRUTAR 

Si ya es sorprendente que Dios haya entregado a Su Hijo por nosotros, a esto se suma que el Amado se alegre en Su comunión con nosotros. Que el inmenso y Eterno Dios se deleite en el trato con sus redimidos nos dice mucho de Dios, ¡sin duda Él es el Dios de amor y gozo! ¿cómo resistirnos a este Dios que se goza en los tratos con Su pueblo! 

2. A la Iglesia se le llamada la amada, la desposada, la novia. Para Dios lo somos en un sentido más literal. A nuestro encuentro con Dios se le llama la cena de las Bodas del Cordero, y a los maridos se nos pide que amemos a nuestras mujeres “como Cristo amó a la iglesia” (Ef 5:25) la relación de Dios con Su Iglesia es una relación tan profunda como la de un esposo con su esposa. 

3. ¿Es Dios para nosotros el objeto de semejantes afectos? ¿le deseamos como Él nos desea a nosotros? Tenemos que reconocer que muchas veces somos como Israel y nos atraen los dioses de las naciones, y no el Dios que se ha revelado a nosotros. Arrepintámonos y volvamos a Él.

4. No podemos separar la idea del amor de la ideal del disfrute. Amar es disfrutar de la presencia y compañía de aquel a quien amas. Es imposible decir que amas a alguien pero cuando estás en la compañía de esa persona mirar el reloj continuamente porque las horas se te hacen eternas. Dios nos ama porque Dios es amor, y nosotros amamos a Dios porque ¡El nos ama! su amor por nosotros nos ha ganado, asombrado, conquistado, fascinado, atraído, seducido. Es imposible resistir un amor así, ¡bendito amor! ¡loco amor! ¡imparable amor!

5. En esta cultura de ocio hueco debemos apartar cada momento que tengamos para volver nuestro corazón a Dios y disfrutar de sus tiernos tratos con nosotros. No neguemos a nuestra alma el mayor bien que podemos hacerle: gozarnos en Él, disfrutar de sus afectos, unirnos a nuestro Dios.