En ocasiones.... envío cartas

Lo que os voy a comentar puede que os parezca algo rarito. Pero es que yo soy así, rarito.

Sueño mucho. Muchísimo. Ojo, no estoy diciendo que sean "sueños del Señor", la mayoría de mis sueños son tonterías, pero son tonterías felices, me lo paso muy bien en mis absurdos sueños.

Pues bien, durante una época empecé a soñar con ciertos políticos y otras personalidades (me preocupa mucho el tema). Y aquello me fastidiaba, ya que estaban metiéndose donde no les llamaban, mis felices sueños. En vista de que la cosa no mejoraba empecé a escribir algunas cartas, primero le escribí a su majestad el Rey Juan Carlos I. Y me respondió la casa real por medio de un telegrama (escrito por un secretario). Luego le escribí dos cartas al presidente Chávez (aunque a mi amigo y hermano Enrique de entrecristianos se sorprendió al saber que veo casi todos los programas de Aló presidente, pero que quede claro que PARA NADA SOY CHAVISTA. No, no y NO). Chávez no se dignó a responderme, bastante ocupado está regalando el petróleo venezolano por el mundo. Luego le escribí a Mariano Rajoy, dos cartas, una antes de la campaña electoral indicándole algunas preocupaciones que tengo, y otra después. Sí me respondió.

Y una de las últimas fué a la emisora católico romana "Radio María" (efectivamente, de vez en cuando oigo Radio María, y NO, no soy romanista, sólo que tengo estas aficiones extrañas). La cuestión es que les escribí porque una noche escuché a un sacerdote hablar de las iglesias evangélicas como sectas, todas ellas. Mandé una carta que el director de Radio María, el señor Esteban Munilla ha tenido a bien responder, y no sólo responder, sino disculparse. La actitud de este señor es un ejemplo para muchos evangélicos (a los que a veces nos cuesta disculparnos y ser tan exquisitamente amables como este buen señor). Quiero darle públicamente las gracias, no sólo por su carta sino por su actitud ejemplar.

Os pongo una copia de la carta y ... ya os seguiré contando mis "aventuras" en el mundo epistolar. De momento mis sueños están bien protegidos de las penosas injerencias del mundo real.