El apóstol Pablo anunció a las ancianos de Éfeso que después de su partida se levantarían de entre los mismos pastores lobos que se dedicarían a abusar del rebaño (Hch 20.28-30). Lo dijo para que estuviéramos atentos, para que no nos dejáramos engañar, lo dijo para que protegiéramos al rebaño de Dios.
La Palabra de Dios nos enseña con total claridad que antes de la Segunda venida vendrían tiempo de extraordinaria apostasía, es decir de un crecimiento magnífico de algo parecido a la Iglesia, pero que en realidad no lo es (2 Ts 2.3).
Y a pesar de la claridad de la Palabra, cada día me encuentro a más personas engañadas por la apostasía, asombradas por los estadios que se llenan alrededor de un predicador que vende sus libros y DVD (a un precio alto, por supuesto) y que no predica lo mismo que los primeros apóstoles.
Conozco a bellísimos hermanos y hermanas, obreros, misioneros, líderes, a los que todo esto les parece bien, desde las maratones donde se pide dinero durante semanas, a los maestros que predican prosperidad. Tienen tantos deseos de ver a este mundo lleno del conocimiento de Dios que no comparan con la Palabra lo que ocurre en esos estadios y carpas.
Desde hace años, en este blog (y en anteriores páginas que tuve, cuando esto del internet comenzaba) y desde donde he predicado, he alertado a los hermanos de estos males. No soy un denominacionalista agrio, de hecho, siguiendo los principios bíblicos de las primeras asambleas de hermanos creo firmemente que todos los creyentes somos un Cuerpo en Cristo, que debemos recibirnos unos a otros, pudiendo y debiendo tener comunión. Y esto no es está reñido con el discernimiento.
Algunos de mis mejores amigos están dentro de iglesias pentecostales, y algunos de los hombres que más admiro, como David Wilkerson (quien es muy crítico con los excesos del pentecostalismo y del evangelio de la prosperidad), puedes leer algunos de sus mensajes en TC Pulpit series (en español) y en WorldChallenge (gracias a mi amigo y hermano blogger Jaaziel que me recomendó este último).
David lleva años sufriendo el rechazo y la condena de aquellos molestos por sus mensajes de alerta por la apostasía. Mensaje que ahora más que nunca son muy necesarios y que nos tienen que hacer pensar que esta apostasía indica lo inminente que es la Venida de nuestro amado Señor.
No obstante la apostasía apenas ha empezado a crecer. Dentro de poco llegará a tal punto que habrá "iglesias" por todos lados, a cual más grande, el problema será distinguir cuales son iglesias bíblicas y cuales iglesias apóstatas (ojo, no porque sea grande la iglesia es apóstata, sino porque abandonó la enseñanza de la Palabra). Tan parecidas en sus formas serán las iglesias apóstatas que el mismo creyente podrá ser confundido en un primer momento. Sin embargo el mundo no verá la diferencia, y por causa de la carnalidad de estas iglesias apóstatas y el afán de lucro de estos predicadores "el camino de la verdad será blasfemado" (2 Pe 2.2).
Aquellos que quieran seguir la advertencia de Pablo serán perseguidos, burlados, insultados, menospreciados, incomprendidos. Pero por otro lado debemos de vigilar, no sea que todas nuestras fuerzas se vayan en luchar contra los apóstatas y descuidemos la predicación del evangelio y de la sana doctrina. No sea que por combatir a los lobos, las ovejas mueran de hambre.
Diario personal de Julio Martínez, autor de la página estudios-biblicos.org, así como del podcast Jesús en internet.
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1 comentario:
Hola, amigo, estoy de acuerdo con su pensamiento.
Bendiciones
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