¡Levántate!

 Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue;

Cantares 2:10‭-‬11 RVR1960

¡LEVÁNTATE!

No sabemos cuándo, no sabemos el día ni la hora, pero Dios tiene establecido un momento en el que Su Hijo dará la orden de resurrección. Al igual que Jesús se acercó a la tumba de Lázaro y grito: “¡Lázaro, sal fuera!” Jesús se plantará frente a nuestras tumbas y dará la orden. Nada puede resistir la voz del Hijo de Dios, Él es el Dios que da vida a los muertos y que llama a las cosas que no son, como si fueran (Rom 4:17), ¿quién puede resistir su palabra? toda la autoridad le ha sido dada.

2. Para el mundo será día de juicio y de luto, para la iglesia será la voz de su amado. Para los reyes de la tierra, y para todos que rechazaron al Salvador que Dios dio, serán malas noticias, el primero de los días malos del resto de una eternidad, para la iglesia de Jesucristo, el fin del “invierno” y la llegada de la primavera de la esperanza.

3. La voz del amado es la voz más hermosa que hay. Será la primera voz que escuchemos, diciendo “Levántate, amada mía” el tiempo de angustia para la iglesia ya pasó, se terminaron las pruebas, se acabó vivir en esperanza, se terminaron los suspiros y las lágrimas, nos espera una eternidad junto a el que nos amó y lavó de nuestros pecados con su sangre. Igual que Jesús tomó de la mano a la hija de Jairo y la despertó, nuestro amado Salvador nos tomará de la mano y nos despertará. ¡Qué esperanza más gloriosa! ¡qué anhelado despertar!

4. Nos espera el novio, nos espera la unión con el novio en el banquete. ¿Cómo quieres que te encuentre el novio? ¿hay algo que afea tu vida? procura que nada indeseable a sus ojos le desagrade, acércate cada día a la Palabra de Dios y búscale, lava tus pecados invocando su Nombre y haz obras dignas de arrepentimiento. Procura de día y de noche serle agradable, viviendo para tu novio celestial. Toda nuestra vida es una preparación para nuestro encuentro con Él, no descuides tu salvación, no apagues el fuego de tu fe, procura amarlo más y más.