martes, febrero 28, 2023

Le he pedido a Chat GPT que escriba un sermón inspirado en las confesiones de San Agustín y esto es lo que ha escrito

 Queridos hermanos y hermanas:


Hoy quiero compartir con ustedes unas palabras de uno de los grandes santos y doctores de la Iglesia: San Agustín de Hipona. Él fue un hombre que buscó la verdad con ardor y sinceridad, pero que también cometió muchos errores y pecados en su vida. Sin embargo, Dios nunca lo abandonó ni dejó de llamarlo a su amor.

San Agustín nos cuenta en su libro "Las confesiones" cómo fue su camino de conversión al cristianismo. Nos habla de sus luchas interiores, de sus dudas y tentaciones, de sus alegrías y tristezas, de sus logros y fracasos. Pero sobre todo nos habla de su encuentro personal con Dios, que lo transformó por completo.

San Agustín nos dice: "Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti". Esta frase resume el sentido de nuestra existencia: hemos sido creados por Dios y para Dios. Él es nuestro origen y nuestro fin. Él es el único que puede llenar el vacío que sentimos en nuestro interior.

Pero muchas veces nos alejamos de Dios por el pecado. Nos dejamos seducir por las falsas promesas del mundo. Nos olvidamos de nuestra verdadera identidad como hijos e hijas de Dios. Nos conformamos con una vida mediocre y sin sentido.

San Agustín experimentó todo esto en carne propia. Él se dejó llevar por la soberbia, la lujuria, la ambición y la vanidad. Se involucró en sectas heréticas y filosofías erróneas. Se resistió a escuchar la voz de Dios que le hablaba por medio de su madre Santa Mónica, de su amigo San Ambrosio y de las Sagradas Escrituras.

Pero un día todo cambió. Un día escuchó una voz infantil que le decía: "Toma y lee". Y tomó el libro más cercano que tenía: las cartas del apóstol San Pablo. Y leyó estas palabras: "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir" (Romanos 12:2).

Estas palabras fueron como una flecha que atravesó su corazón. San Agustín se dio cuenta entonces del gran amor que Dios le tenía y del gran mal que él le había hecho. Se arrepintió profundamente y se entregó totalmente a Cristo.

Desde ese momento comenzó una nueva vida para él. Una vida llena de gracia y santidad. Una vida dedicada al servicio de la Iglesia como sacerdote, obispo, escritor y maestro.

San Agustín es un ejemplo para nosotros hoy. Un ejemplo de conversión sincera y radical. Un ejemplo
de amor apasionado a Dios y al prójimo.

Por eso les invito a seguir sus pasos e imitar sus virtudes. A leer sus obras e inspirarnos en sus enseñanzas.
A rezar con sus oraciones e invocar su intercesión.

Que San Agustín nos ayude a descubrir el tesoro escondido en nuestro corazón: el amor infinito
de Dios.

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