miércoles, febrero 07, 2024

Escándalo




¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?

S. Marcos 2:7 RVR1960


Hoy en día se alaba a Dios por sus muchos beneficios, por la paz que nos da, por la alegría. Pero no se enfatiza lo suficiente el gran hecho central de nuestra salvación: que éramos enemigos de Dios en nuestra mente, que éramos hijos de Ira, y que  Jesús ganó nuestro perdón. En Apocalipsis vemos cómo en el Templo está Jesús como cordero inmolado, y todos cantan alabanzas “al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Ap 1:5). Si en la eternidad se recuerda así al Cordero de Dios, ¿no hemos de recordarlo a diario así? ¿no hemos de recordarnos continuamente qué hijo por nosotros el Salvador al que Dios Padre envió?

2. La autoridad de Jesús es absoluta, total. Alcanza no sólo la creación, sino las prerrogativas de Dios. Jesús resucita muertos, pero también perdona pecados, por eso es normal la pregunta ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios? y de manera implícita la pregunta es: ¿Quién se ha creído que es? Los relatos históricos de Jesús no contemplan la posibilidad de que Jesús sea sólo un hombre, es Dios hecho hombre, y como tal, tiene todo poder, en la tierra, ¡y también en el Cielo!

3. Jesús es la piedra de tropiezo, el mayor motivo de discordia y división, sus enemigos dice: Blasfemias dice. Y es que Jesús rompe cualquier sistema religioso, y cualquier esquema de vida. Hemos intentado contener a Dios en sistemas, pero no podemos controlar a Jesús, Él es incontrolable, no se sujeta a nuestras tradiciones, rompe nuestros esquemas, nos provoca con sus palabras, y desafía todo lo que sabíamos de Dios. Ante Jesús sólo podemos rendirnos y reconocer sus plenos derechos sobre todo y sobre nosotros: Él es Dios.

4. Necesitamos llegar al punto central del problema del ser humano: nuestro pecado. Todo lo que no sea considerar nuestro drama es especular y hacer ejercicios de retórica. El ser humano tiene un problema que ha tenido efectos en toda la creación. Nuestra rebelión contra Dios nos ha dañado severamente, y ha contaminado todo lo que tocamos, el pecado es desobediencia a las normas de Dios, pero también es corrupción, un daño que afecta al funcionamiento de nuestra mente, de nuestras relaciones, de nuestras prioridades y nos lleva al sufrimiento, y todo porque nos hemos alejado de Dios. Nuestro creador es la fuente de todo bien, y nosotros hemos sido tan egoístas para emprender por nosotros la desastrosa aventura de intentar ser Él. Cuanto antes reconozcamos la amplitud y profundidad de nuestro pecado, antes podrá llegarnos la cura.

5. Las sanidades de Jesús eran la evidencia real de que Jesús también puede sanar el alma, limpiándose de la lepra del pecado, dándonos vida espiritual y llevándonos de vuelta a la casa del banquete: a Dios. Jesús es mediador entre Dios y nosotros, la raza caída de Adán. Es por medio de Él que tenemos paz con Dios, la pregunta es ¿quién decimos nosotros que es? ¿Le reconoceremos como Dios y Señor o seremos de los que se escandalizan de Él? ¿Eres de los que han sido sanados por Jesús o de los que le acusan?


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