“Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años, andando en íntima comunión con Dios. Y un día desapareció, porque Dios se lo llevó”. Gen 5:23-24.
Es un honor pasar a los registros bíblicos como alguien que caminó con Dios. La palabra “caminar con Dios” se refiere a tener una profunda amistad, confianza, contacto, identificación. Es una gran palabra, pero es más grande si se aplica a Dios.
2. Enoc caminó TODA SU VIDA con Dios. Su caminar con Dios no fue de un día, tampoco de una semana, fue toda una vida de constante cercanía con Dios. Esa clase de perseverancia nos muestra la clase de aprecio y amor que Enoc tenía por Dios, pero también el amor de Dios por Enoc. Tú no puedes pasar mucho tiempo con alguien que te desagrade, cada minuto sería un tormento, el tiempo se haría largo, y pronto estarías pensando en lo que harías si no estuvieras con esa persona a la que no soportas. En cambio cuando estamos con alguien al que amamos, ¡qué corto se hace el tiempo! Seguro que aunque Enoc vivió una larga vida, esta se le hizo corta, porque disfrutó de cada instante de su comunión con Dios.
3. Caminar con Dios es estar EXPUESTO A DIOS. Las personas huimos de Dios para ocultarnos de Él, pero el que se acerca a Dios sabe que estará expuesto a Dios. Esto que pensamos es absurdo, puesto que Dios lo ve todo, somos como niños que se esconden detrás de sus manos pensando que no los ven, pero una cosa es hacerte la ilusión de que Dios te ve, y otra muy diferente es saber que Dios te está viendo: sentirte expuesto y desnudo ante Dios. Debemos buscar esa clase de exposición, es decir, practicar la honestidad con Dios, no sólo cuando estamos complacidos con Dios, también cuando nos sentimos fríos o apáticos, sin ganas de buscar a Dios. Aunque nos avergüence el pecado de la desidia, debemos confesarlo, reconocerlo. También cuando tenemos el alma rota, cuando no entendemos lo que Dios hace, cuando nos rebelamos contra los acontecimientos que Dios ha dispuesto, podemos hablar como Job, o dirigirnos a Él como hicieron los salmistas. El contacto con Dios nos cambia, como le ocurrió a Job, a los salmistas, a Moisés o a los discípulos. No hay nadie tan influyente como Dios. Y no hay nadie tan influenciable como nosotros. Tenemos necesidad de una influencia así en nuestras vida, porque nos hayamos en un proceso de descomposición moral y espiritual.
4. Dice la Escritura que Dios se llevó a Enoc. Esto tiene un gran significado. Imagina una chica enamorada, durante años ha tenido una relación de noviazgo, se ha enviado cartas, ha paseado con su novio, pero esencialmente ha vivido como una soltera independiente. Pero un día esa chica desaparece, ya no está en la casa de sus padres, ¿dónde está? preguntan los vecinos. Sencillamente se ha casado, ha ido a vivir con su novio, ahora estarán juntos para siempre. Así fue la vida de Enoc, un gran noviazgo, pero ese noviazgo es reemplazado por algo mejor: un matrimonio. La comunión de Enoc con Dios fue una comunión espiritual, pero Dios se llevó a Enoc y ahora su comunión es presencial, antes Dios visitaba a Enoc, ahora es Enoc el que está en las moradas de Dios. Esta es la esperanza que tenemos los creyentes, mi pregunta es si disfrutamos en vida de esta clase de comunión, si vivimos disfrutando de nuestro Dios, y esperamos esa reunión final porque durante nuestra vida desarrollamos esa clase de gusto celestial. Que el Señor nos libre de la indiferencia y frialdad, de todo pecado que estorba nuestra relación con Él, para que con libertad podamos correr por las avenidas de la Gracia en dirección a Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario