“Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: «Esta vez alabaré al Señor»; por esto llamó su nombre Judá. Y dejó de dar a luz”.
GÉNESIS 29:35 RV2020
Lea no era amada por su marido, ya que Jacob a quien amaba era a su hermana Raquel. Esto era causa de mucho sufrimiento ya que lo que más ansiaba Lea era el amor de su marido, así que pensó que su marido la amaría por darle hijos, sin embargo eso no ocurría, con cada hijo que venía, su esperanza de ser amada se incrementaba, pero nunca era correspondida, ¿qué podía hacer para ser amada por su marido? ya no le quedaba nada más que hacer.
2. Todos deseamos ser amados, esa es nuestra principal necesidad. Lea fue llevada al matrimonio por medio de los engaños de su padre, quizás tuvo expectativas, quizás pensó que al ser dada en matrimonio por su padre Jacob la amaría sólo por ser su esposa, pero eso no ocurría. ¿Cómo reaccionamos cuando no somos amados?
3. No siempre podemos cambiar las cosas, no siempre depende del esfuerzo que pongamos, muchas veces nada cambia. ¿Nos frustramos? ¿cómo reaccionamos cuando descubrimos que sólo somos seres humanos sin poder real?
4. Con cada hijo Lea tenía la esperanza de que cambiaran las cosas, hasta que finalmente, con su último hijo dijo: “Esta vez alabaré al Señor”. Lea quitó sus esperanzas terrenales, y puso su esperanza en Dios, Lea buscó a Dios, en lugar de buscar su voluntad, y podemos decir que en eso Lea tuvo paz. Cuando buscamos la satisfacción fuera de Dios, quedamos sedientos, porque no hay nada en este mundo que nos sacie. Sólo hay un amor tan grande que puede llenar ese inmenso abismo que es el alma humana, para aprender eso quizás tengamos que experimentar largas temporadas de sed, y de esa profunda insatisfacción ser llevados a la completa satisfacción en Dios. ¿Has buscado tu satisfacción en Dios?
No hay comentarios:
Publicar un comentario