“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”
Ef 4:22-24 RVR1960
“...desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo”
Ef 4:22-24 NTV
Tras la salvación, ¿cuál debería ser la ocupación del cristiano? ¿cómo experimentar el gozo en el Señor y renovar sus fuerzas? ¿Cómo enfrentar la lucha contra el pecado y vencer el desánimo? El mandato claro de la Escritura es RENOVARSE por medio del Espíritu, y está hablando del CRECIMIENTO DE LA VIDA ESPIRITUAL EN NOSOTROS.
2. Despojarse de una naturaleza vieja y muerta, es dejar que la nueva piel, la piel viva DESPLACE a la piel muerta. La vieja naturaleza pecaminosa es la piel muerta que tiene que ser desplazada por la nueva vida que el Espíritu produce en nosotros, ¿cual debe ser nuestro papel? ACERCARNOS continuamente a la Palabra de Dios, a la PRESENCIA DE DIOS, confesar nuestros pecados con FRECUENCIA, y buscar EN TODO MOMENTO a nuestro Dios para ser renovados, EVITANDO cualquier cosa que disminuya nuestro apetito de Dios. El doctor Tozer le decía a Leonard Ravenhill: “Len, no permitas que NADA te quite tu apetito de oración”, nosotros no DEBEMOS DAR CABIDA en nuestra vida a NADA que enfríe nuestra espiritualidad, que apague la presencia del Espíritu de Dios. Debemos ser muy radicales en esto, y si es necesario tomar decisiones drásticas.
3. Renovaos EN VUESTRA MENTE. En Romanos 8:5-6 habla de ocupar la mente en las cosas del Espíritu. En Filipenses 4:8 se nos da la orden: “En esto pensad”. La vida del espíritu y la vida de la mente están íntimamente conectadas, si dirigimos nuestros pensamientos a Dios somos renovados y el Espíritu de Dios USA NUESTROS PENSAMIENTO COMO CAMINO PARA RENOVARNOS. De la misma manera que si ponemos nuestro espíritu en la carne (es decir, en todo aquello que excluya a Dios) nuestra carne GANARÁ TERRENO para multiplicar sus pensamientos pecaminosos.
4. La vida mental del creyente importa, todo lo que pensamos es esencial. Dios nos llama a tomar control de nuestros pensamientos, a tener DOMINIO PROPIO en todo momento. El entretenimiento en el que nos sentamos de forma pasiva a ver, sentir y experimentar lo que nos ponen por delante dificulta el ejercicio del dominio propio, sobre todo si lo que nos están presentando es perverso.
5. Vestirnos del “nuevo hombre” apunta a un crecimiento de Cristo Jesús, el nuevo Adán en nosotros. Cristo Jesús es la cabeza de la nueva creación, el restaurador y punto de orígen de una nueva humanidad que surge de Él: la Iglesia, el mar de cristal que está ante el trono, un ejército de resucitados. En Él nuestra humanidad es restaurada, completada, armonizada con Dios. En Él y por Él Dios Padre puede decir de nosotros que tiene complacencia. Dios nos ha dado cuatro evangelios en los que podemos contemplar la grandeza del Hijo de Dios, podemos sentarnos a sus pies y beber sus palabras, admirar su sabiduría, asombrarnos con su poder soberano, y espantarnos ante el juicio de la cruz, podemos celebrar la resurrección y escuchar el mandato solemne antes de su partida. Todo creyente tiene el privilegio de meditar en los cuatro evangelios para que la marca del Hijo del hombre esté en Él, y de esa manera podamos vestirnos del nuevo hombre, nuestro bendito, amado, glorioso Salvador. A Él sea la gloria.
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