lunes, octubre 09, 2023

Ciudadanía



“Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”.

Fil 3:20-21 RVR1960


¿Dónde está el Cielo? ¿es un plano de la existencia en un universo paralelo? ¿es un mundo espiritual intangible e incorpóreo? el Cielo es una persona, y nuestra relación con esa persona: nuestro amado Jesús. Hace años compartí mi vivienda con un hermano cubano que soñaba por traer a su esposa, ella le decía que le daba igual en qué condiciones pudieran vivir en España, con tal que estuvieran juntos. Le daba igual vivir en una habitación sin muebles con una bombilla colgando del techo? le decía, “lo que yo quiero es estar contigo”. Doy gracias a Dios que Él no nos dé muchos detalles innecesarios del Cielo, no sabemos de la comida del Cielo, ni de la naturaleza, los animales, o las puestas de sol, lo que sabemos es que veremos a Jesús, estaremos siempre con Él, seremos suyos, y Él siempre seguirá siendo nuestro amado Salvador. No necesitamos más detalles.

2. Tenemos una ciudadanía celestial. Esto no significa que geográficamente somos de un lugar determinado, la ciudadanía celestial es nuestro vínculo con Dios por medio de Jesucristo. Tiene que ver con la perspectiva celestial de todas las cosas, con una forma celestial de amar, perdonar, sufrir y vivir, influenciados por la perspectiva de Dios. Somos ciudadanos celestiales no porque nuestro destino sea el Cielo, sino porque la marca del Cielo está en nosotros.

3. La espera de las promesas es una cualidad de nuestra vida cristiana. La esperanza es el GOZO ANTICIPADO por lo que vamos a recibir. Podemos saludar las promesas, podemos disfrutar de ellas, y podemos consolarnos sabiendo que nuestro futuro en Dios es esplendoroso. Esta espera no es una esperan angustiosa, nerviosa, es una espera pacífica y alegre, ¡un anticipo del Cielo!

4. La resurrección del cuerpo, un elemento esencial de nuestra esperanza y del Cielo que esperamos. Nuestro Salvador resucitó. Pensadlo un momento, porque él no sólo experimentó la muerte que nosotros sufriremos, sino que Él experimentó la resurrección del cuerpo físico. Él va por delante, y como una madre que prueba la medicina antes de dársela a su hijo y le dice: “¿ves? no es para tanto” Jesús nos lleva de la mano y nos acompaña en lo que tanto nos aterra.

5. Ser ciudadanos del Cielo es vivir aquí y ahora la naturaleza de la vida celestial. Como ciudadanos extranjeros vivimos la clase de vida que se vive en nuestro Reino incorruptible, relaciones sanadas por Jesús, poder para perdonar y pedir perdón, amor en respuesta al amor que nos ha sido dado. Lo atractivo del Cielo es que el Salvador al que esperamos será reflejado en nosotros y en cada detalle de ese nuevo mundo, ya podemos experimentar esa clase de vida ahora.


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