miércoles, octubre 04, 2023

La vida en el Espíritu


 LA VIDA EN EL ESPÍRITU


“Pero si sois guiados por el Espí­ritu, no estáis bajo la ley”.

Gálatas 5:18 RVR1960



Una de las cosas más misteriosas del Nuevo Pacto es la vida en el Espíritu. El cristianismo personal comienza por el nuevo nacimiento, por un acto soberano de la Gracia, en el que el Espíritu da vida al muerto espiritualmente, alumbrando su entendimiento, y abriendo sus labios para que confiese que Jesús es el Señor. Sin la obra misteriosa y sobrenatural del Espíritu Santo no hay cristianismo, y el nuevo nacimiento es el principio de Su actividad en nosotros. Al Espíritu no podemos verlo, no sabemos de dónde viene, pero sí podemos ver sus efectos en las personas, del mismo modo que el viento, aunque no podemos verlo, sí podemos ver sus efectos en el bosque.

2. El cristiano que lo es, es guiado por el Espíritu Santo a la devoción a Cristo, dejando atrás una religión de obras muertas, de justicia personal, de esclavitud a una Ley que no puede cumplir y que le condena. Vivimos bajo la actividad del Espíritu de Dios, bajo el impulso del Espíritu conforme a las Escrituras, en consonancia con el sentir del Padre, para obras de misericordia, para la alabanza de la Gloria de Su Gracia. El Espíritu de Dios nos lleva mucho más allá que la Ley, ya que el Espíritu toma las cosas de Dios y las aplica a seres humanos rescatados, nos hace santos, y nos impulsa una y otra vez a una adoración vital.

3. Por la “guía del Espíritu” se entienden muchas cosas, pero no todas son correctas. No se trata de creer que todos los impulsos de nuestro corazón vienen de Dios. Tampoco se trata de creer que cada pensamiento súbito es un destello de luz espiritual. En nuestro texto se está contraponiendo la Ley frente a la libertad del Espíritu de Dios, la esclavitud de Agar, frente a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Aunque no hay duda que el Espíritu obra de forma extraordinaria, no debemos pensar que lo extraordinario es lo cotidiano, el Espíritu de Dios obra de forma cotidiana llevándonos a una comprensión más clara de nuestro pecado, del evangelio, y moviéndonos a amar al Pueblo de Dios, a los que no creen, y a vivir vidas santas. Esta es la principal guía del Espíritu. 

4. El Espíritu nos libera verdaderamente. Esta afirmación está en plena consonancia con la afirmación de Jesús en Juan 8:36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” ya que el Espíritu de Dios aplica la obra de Cristo al creyente, guiándolo a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. El único reposo posible para el alma es sabernos en paz con Dios, y esta sólo es posible por medio de nuestro Salvador Jesucristo, Quien murió por nosotros, recibiendo en sí mismo el castigo de nuestra paz, ocupando el lugar del pecador. El Espíritu de Dios aplica esa muerte sustitutiva y separa nuestras naturalezas, identificándolas, potenciando y vivificando nuestro hombre interior, esto nos lleva a una libertad verdadera donde el foco no es el pecado sino la armonía con Dios.

5. Vivir en el Espíritu, bajo la guía del Espíritu, es a. profundizar en el evangelio, ya que el Espíritu enseña y recuerda todo lo que Jesús nos dijo, b. identificarnos completamente con la voluntad de Dios, honrando a cada persona de la deidad y trayendo gloria a su Nombre, c. renovando nuestras vidas cada día en Su presencia para vivir una clase de vida espiritual centrada en Dios y en las obras de amor, d. en humildad, no centrados en nosotros mismos, sino en las excelencias admirables de Dios.


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