martes, octubre 03, 2023

Herederos

 HEREDEROS


Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

Gálatas 3:29 RVR1960


La humanidad estaba unida en Adán en el pecado, en este Adán pecaminoso la humanidad es una sola, en sus intenciones y deseos malvados, en una misma naturaleza caída, pero en Cristo Jesús la humanidad se ha separado en dos, aquellos que por la Gracia han sido reconciliados con Dios, y aquellos que siguen unidos a Adán en su condenación.

2. ¿Qué implica “ser de Cristo”? Ser de Cristo es PERTENENCIA, es decir, que “no nos pertenecemos a nosotros mismos” como dice el catecismo de Heidelberg, es decir que Cristo no sólo tiene los derechos sobre nosotros, sino el control, el dominio, y esta es nuestra bendita seguridad, que hemos sido hechos libres del pecado y ahora somos de un Amo bueno y perfecto, cuya voluntad es realmente lo mejor para nosotros. Ser de Cristo es además un estado de bienaventuranza y bendición, implica dejar la condenación Adámica y ser un hijo de bendición, trasladados a Su Reino, somos herederos de las mejores promesas, y tenemos una esperanza celestial.

3. Somos linaje de Abraham, es decir, herederos de alguien que por fe siguió al Altísimo, obedeciendo y creyendo las promesas. Somos llamados dejar Ur, la prosperidad de una civilización caída, y mudarnos a tiendas, a una tierra que hemos sido llamados a poseer. Al igual que Abraham nos sostenemos como viendo al Invisible, su Palabra es suficiente para nosotros, sabemos que cumple sus promesas y nos basta, es más, saludamos las promesas venideras y damos gracias por ellas, sabiendo que ya las hemos recibido. Como Abraham Dios se agrada de nuestra confianza en Dios, porque sabemos que es lo que Dios pide de nosotros.

4. Somos herederos de la promesa, y esa promesa es Cristo. Nos encontramos al final de la historia, Cristo Jesús ya ha venido, nos ha sido dado, el Emanuel vino y cumplió toda justicia. Los profetas que profetizaron de Él anhelaron saber los detalles de su venida, Quién era, qué diría, y nosotros, los herederos hemos recibido el conocimiento y el espíritu de Cristo que mora en nosotros. Hemos alcanzado lo que otros esperaron toda su vida, no podemos tener mejor herencia espiritual. 

5. La conclusión es que el creyente está satisfecho en todo lo que Cristo es. No esperamos más, no necesitamos añadir a nuestra fe la Ley de obras, tampoco esperamos promesas temporales, nuestro Templo es Jesús, Él es el tabernáculo de Dios con nosotros, y él nos ha dado Su Espíritu para que haga morada en nosotros. Nuestro llamamiento es celestial, nuestra esperanza es celestial, y nuestro tesoro está en los Cielos, a Él vamos, y con Él volveremos a la tierra en la Nueva Jerusalén que desciende del Cielo, y así estaremos siempre con Él. Somos el linaje más bienaventurado, con razón todas las naciones pueden decir que “grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros”.


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