miércoles, agosto 16, 2023

El precio de la lealtad

 Oyeron Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasur, Jucal hijo de Selemías y Pasur hijo de Malquías, las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo: —Así ha dicho el Señor: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste; pero el que se pase a los caldeos, vivirá. Su vida le será por botín, y vivirá. Así ha dicho el Señor: Ciertamente será entregada esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilonia, y la tomará. Y dijeron los jefes al rey: —Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, cuando dice tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

JEREMÍAS 38:1‭-‬4 RV2020


EL PRECIO DE LA LEALTAD


El mensaje que Dios le dio a Jeremías era que la ciudad se rindiera a los caldeos, o de lo contrario la ciudad sería arrasada, un mensaje que los príncipes consideraban como derrotista. Jeremías tuvo que pagar un precio por ser fiel al mensaje ya que estuvo próximo a morir, y en el cap. 38 leemos que lo metieron en una cisterna llena de lodo para que allí muriera de hambre y enfermedad. 


1. Dios utiliza a hombres y mujeres para llevar a cabo Su voluntad, y a menudo esta implica un precio  a pagar. Jeremías tenía un mensaje con implicaciones políticas que chocaban contra el rey, los príncipes, los sacerdotes y los hombres de guerra. Y por este mensaje tuvo a toda la nación contra él.


2. En este texto vemos que la historia transcurre bajo dos perspectivas. En una, los seres humanos luchan contra los caldeos con la esperanza de vencer y recuperar su independencia. En otra, Dios ha decidido castigar a Israel por sus maldades, usando a Nabucodonosor para llevar a cabo Su juicio contra ellos, pero en su misericordia Dios les advierte para que se entreguen a los Babilonios y sus sufrimientos sean menores.


3. Por lo tanto se concluye que Dios es misericordioso aun en sus juicios, buscando el bien de los suyos siempre. Es mejor caer en manos de Dios que en manos de hombre, ya que Él es paciente y bueno.


4. Dios es soberano, ya que levanta a reyes e imperios, como los Babilonios para usarlos de acuerdo a su voluntad, y levanta a otros reyes, como a Ciro, para hacer que Judá vuelva a su tierra. Estamos en sus manos, y hacemos bien en oir a sus profetas. Hoy en día la Palabra de Dios es Su profeta, y sus advertencias deben ser oídas por todos nosotros. Leamos atentamente todo lo que Dios dice, y reflexionemos sobre nuestra vida, no sea que recibamos lo que ella nos anuncia. En estos últimos días Jesucristo es el mensaje, y Dios nos manda que reconozcamos al perfecto Salvador que Él es, y que busquemos la paz por medio de Jesús, nuestro mediador. 


5. Los creyentes en Jesús tenemos un mensaje más poderoso que el de Jeremías, más urgente que la destrucción de Jerusalén: la invitación a todo ser humano a poner su confianza en Jesucristo. A buscar la paz con Él y el perdón que sólo Él ofrece. Que seamos fieles en anunciar este mensaje.


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