Dijo el Dios de Israel, me habló la Roca de Israel: «El que con justicia gobierna sobre los hombres, que en el temor de Dios gobierna, es como la luz de la mañana cuando se levanta el sol en una mañana sin nubes, cuando brota de la tierra la tierna hierba por el resplandor del sol tras la lluvia».
2 Samuel 23:3-4 LBLA
ECOS DE UN MUNDO PERDIDO
Este es el canto que compuso David antes de morir, al final de sus días. Si bien su reino es un eco del reino futuro del Mesías Jesús, está lejos de parecerse, tuvo guerra continua y problemas internos con sus hijos, en cambio un descendiente de David sería gobernante y no moriría nunca.
2. Este gobernante será un perfecto monarca que “con justicia gobierna”. En David hemos visto amor a la justicia, protección a los desvalidos y generosidad con Saúl y con la casa de Jonatán, pero en Jesús hemos visto la realidad de la promesa. En su primera venida Cristo vino lleno de “gracia y de verdad”, lleno de compasión por las multitudes hambrientas, por los enfermos, los endemoniados, los sedientos de Dios, las viudas, y los niños. Y no sólo lleno de compasión, sino con el poder de cubrir las necesidades.
3. El reino de Cristo será como “la luz de la mañana cuando se levanta el sol en una mañana sin nubes” o como “cuando brota de la tierra la tierna hierba por el resplandor del sol tras la lluvia”. Sólo imágenes así nos pueden hacer entender algo de lo que será el amanecer del nuevo mundo, el primer día en el que Jesús se siente en el trono de David su antepasado, y cuando ponga fin al mal para siempre.
4. Como hijos de Dios oramos: venga a nosotros Tu reino. Deseamos que el Reino de Jesús venga a nuestras vidas, que cada área de nuestra mente esté gobernada por el asombroso y misericordioso Mesías, pero también oramos para que Su Reino sea implante en nuestra tierra, alcanzando a cada rincón de este mundo. Algo dentro de nosotros nos dice que hay ecos de una belleza perdida en Edén mucho tiempo atrás, y prometida en el linaje de David.
5. Querido amigo, sueña con ese Reino, vive para ese Reino. Que Jesús, el Rey prometido, el linaje de David reine en nuestros corazones para salvación, y que nos preserve para aquel día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario