Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
S. Mateo 7:11 RVR1960
ORAR CON CONFIANZA
Tras la caída en Edén nuestra idea de Dios ha quedado dañada. Pensamos que Dios es cruel, vengativo y rencoroso, creemos que cuando no cumplimos con nuestras obligaciones religiosas Él nos castiga, y también creemos que podemos manipularle, negociar con Él, y engañarle. Todos esos prejuicios mentirosos distorsionan la bondad y justicia de Dios, y son mentiras que comenzaron en el jardín hasta el día de hoy.
2. Consideremos el asunto de la relación padre hijo, algo que para nosotros es conocido. El vínculo entre un padre y su hijo va más allá de la maldad del padre, un padre puede ser una persona malvada, pero buscará el bien de su hijo, ¿cómo es esto posible? ¡lo es! el vínculo es más fuerte que la maldad del padre, quizás se cruel con otras personas ¡incluso con su esposa! pero consentirá a su hijo, y con él será generoso, ¡y eso siendo un padre malvado!
3. Si un padre malvado trata así a sus hijos, ¿cómo será el amor de un padre que es bueno? no podemos dudar de un padre así. En la enseñanza de Jesús Él dice: Dios es así, Dios es bueno, ¿cómo no nos responderá de la mejor manera? es por eso que podemos orar con total confianza, sabiendo que aunque nuestras oraciones no sean buenas, nuestro Padre celestial sí es bueno, y Él busca nuestro bien en un sentido más amplio y eterno. ¿Dudaré de las respuestas que Dios da a mis oraciones? no, sino que le alabaré por su sabiduría y sus tratos conmigo, le daré gracias porque de una manera misteriosa y demasiado sabia para mí, Él busca mi bien de una forma que mi torpe mente no es capaz de entender.
4. Sabiendo esto, ¿oramos más? sabiendo Quien es el que oye nuestras oraciones, y la naturaleza moral del Dios que nos ama ¿cómo no oraremos en todo tiempo y buscaremos a Dios? Él sabe qué nos conviene, nos entiende de una manera que ni nosotros nos entendemos a nosotros mismos, ¿no le buscaremos? Él sabe cómo tratarnos para que en la eternidad seamos la mejor versión de nosotros mismos ¿cómo no le invocaremos?
5. Sabiendo esto, ¿no alabaremos a Dios? podemos descansar de nuestros torpes intentos de tener el control de todas las cosas, y reconocer que Dios reina, y que Él sí es digno de abrir el libro y desatar los sellos que puedan venir. Reconozcamos Quien es Dios, derramemos nuestras vidas en adoración al que nos amó de tal manera ¡que entregó a su propio Hijo por nosotros! ¿cómo no le amaremos? ¿cómo podremos dejar de adorarle? a Él, el inmortal e invisible, el que habita en luz inaccesible, el Justo y Santo, el que nos amó y entregó a su Hijo, sea toda gloria y honra. Amén.
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