martes, julio 04, 2023

Inversiones

 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

S. Mateo 6:19‭-‬21 RVR1960


INVERSIONES


Una preocupación de cada ser humano es atesorar para su futuro, el porvenir nos preocupa, así como la vejez, y por eso buscamos sabiduría para invertir, y nos esforzamos por guardar para disfrutar de lo ahorrado más adelante. Jesús nos muestra un camino más excelente.

2. Este mundo es una decepción. Los tesoros acumulados se oxidan, y los ladrones podrían robarlo todo. Deberíamos pensar, ¿es una buena inversión atesorar para este mundo? el principio de corrupción que gobierna el reino de Adán deteriora todo lo que toca, pero nosotros tenemos una esperanza mejor.

3. Existe otro mundo, el Cielo, un lugar de perfección, al que el pecado de “esta”tierra no ha tocado. Allí no hay ladrones ni deterioro, es un lugar eterno, la voluntad de Dios es la norma. Podemos invertir para el Cielo, para ese Reino de Dios. Hay una promesa para aquellos que ponen su esperanza en las riquezas guardadas en el Cielo: nadie las podrá tocar, no las perderán, pueden vivir confiados en un brillante porvenir. 

4. Atesorar para el Cielo implica cierto grado de fe: al igual que el ahorro implica renunciar ahora de los bienes, para disfrutar de ellos en el futuro, la inversión en el Reino implica renunciar ahora de ellos, confiando en que están guardados para la eternidad, sin duda este tipo de fe agrada a Dios, porque pone su esperanza en Aquel que nos da el pan de cada día, y que recompensa a los que dan prioridad a Su Reino. Esta clase de fe tiene promesa en el Dios que provee para nuestras necesidades ahora, y que nos recibirá en las moradas eternas.

5. Aquel que ha sido recibido a misericordia ha abierto sus ojos a la realidad eterna, por la misericordia de Dios ahora sabe que tiene un Salvador que le libra de la Ira venidera, y sabe que este Salvador es único, que tiene palabras de vida eterna, y que es Rey sobre todas las cosas. Vivir para este excelente Salvador, es en sí una bendición ahora, y esta adoración encierra una esperanza futura. Un día el Hijo, el heredero se revelará desde el cielo, y todo ojo lo verá, como Rey vencedor vendrá con los suyos para premiar a aquellos que pusieron su esperanza en su liberación final y sus promesas. Nosotros esperamos a este Rey y le invocamos para que nuestra fe sea guardada para aquel día. ¡Ven Señor Jesús! ¡vindica tu nombre y a tu Iglesia! ¡permite que seamos consumidos en el servicio a Tí!


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