viernes, julio 14, 2023

La fe que lo gana todo

 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

S. Mateo 16:26 RVR1960


LA FE QUE LO GANA TODO


Nuestra vida está llena de ilusiones, de ideas erróneas, y de esperanzas vanas. Creemos en asegurarnos de ciertas cosas, un futuro, unos ingresos, creemos que estamos a salvo si tomamos ciertas decisiones, pero lo cierto es que nuestra vida está en manos del Dios, y que nuestro futuro y presente sólo está a salvo a su lado. 

2. En este mundo hay fuerzas más poderosas que nosotros. Nos gusta pensar que nuestro destino está en nuestras manos, y que tenemos el poder de guiar nuestra vida en un sentido u otro, y en parte es cierto, hay decisiones que dependen de nosotros, pero no estamos solos. Sólo somos hombres y mujeres, y la muerte es el fin común, inevitable.

3. Evitamos pensar en la muerte, como si no hablando de ella, esta nunca fuera a suceder. No hay nada más inevitable que la separación que provoca la muerte, nos separa de los que amamos, nos separa de nuestros bienes, nos lo quita todo, no hay tribunal de apelación, no hay un seguro contra la muerte, en un tiempo determinado, y a una hora específica sufriremos la muerte. 

4. Todos nuestros esfuerzos, todos nuestros trabajos, todo nuestro ahorro es inútil frente a la muerte. No hay soborno que nos permita evitarla. Pero sí hay algo que nos puede asegurar la eternidad: ve y reconcíliate con Dios. Aquel que se sienta en el trono es Dios, y es Juez de vivos y muertos, cada pecado es violación de Su Ley, y es una ofensa contra Él. 

5. Aquel que es Juez ha provisto un medio por el cual podemos ser libres del castigo: a su propio Hijo, Él es satisfacción por nuestros pecados, Quien sufrió el castigo y la Ira del Juez, recibiendo en su cuerpo la sentencia de nuestros delitos. El mal de los pecadores lo cargó, para que por la justicia de uno solo, los muchos podamos ser librados de la Ira justa. “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” Salmos 2:12. Es necesario que nos postremos ante el Hijo de Dios, Quien es Señor de todo, y Salvador seguro de los que confían en Él. 

6. La esperanza de salvación en Jesús lo es todo. Quizás en esta vida no hayas sido el más feliz de los hombres, quizás tu salud no fue la mejor, ni fuiste amado, pero si pusiste tu esperanza en el Hijo de Dios serás el más dichoso para siempre, por no será defraudado ninguno de los que en Él confían, podemos saber que tenemos perdón de pecados y herencia entre los bendecidos, porque el Salvador satisfizo toda justicia.

7. Nuestra confianza en el Salvador no es decir “Señor, Señor”, sino una vida perdida para este mundo. Existe la fe de los demonios, que está llena de odio hacia Dios, existe la fe de Judas, que cree que puede utilizar a Dios a servir a sus planes, pero la fe que salva es la de Abraham, quien dejándolo todo obedeció a Dios: por que creyó en Él. Lo dejó todo, para abrazar las promesas, así nosotros, que confiamos en Jesús, salimos en pos de Él, fuera del campamento, esperando una ciudad celestial. Perdemos el mundo, para ganar un Reino, perdemos las algarrobas de los cerdos, para disfrutar del banquete en la casa del Padre, y abrazamos la cruz, para recibir la gloria. La fe que salva es una fe que sigue al crucificado, perder todo es necesario para entrar en la vida verdadera.


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