Así ha dicho el Señor: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy el Señor, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice el Señor.
JEREMÍAS 9:23-24 RV2020
CONOCER A DIOS
Lo que Dios valora y lo que los seres humanos valoramos no es lo mismo, nuestros criterios no son los mismos, y la perspectiva divina es muy diferente a la nuestra, y esa diferencia de perspectiva es nuestra ruina, nuestra miseria, y nuestra perdición, vamos por caminos diferentes, y nuestros destino es muy distinto.
2. La sabiduría, el valor y las riquezas, ¿no son cosas admirables? todas ellas no valen nada sin conocimiento de Dios, porque la sabiduría sin el temor de Dios no es nada, el valor sin Dios nos es más que locura, y las riquezas sin temor de Dios son una maldición. Los seres humanos deseamos muchas cosas, deseamos dinero, una vida fácil, salud, pero todo eso sin Dios no es más que juguetes envenenados, trampas morales, pasatiempos en el corredor de la muerte.
3. El conocimiento de Dios está relacionado con la relación con Dios, y con la identificación con Dios. Conocer a Dios, en el sentido bíblico es amar lo que Dios ama, y aborrecer lo que Dios aborrece. ¿Conocemos a Dios? para ello debemos interesarnos en conocer la historia de Dios, que comienza en el libro de Génesis y termina en la consumación del plan de Dios en Apocalipsis. Conocemos a Dios al verlo interactuar como protagonista en la historia de la humanidad, y sobre todo, al leer de Emanuel, Dios con nosotros. Este conocimiento de Dios no es para los perezosos, es para los que se esfuerzan en conocerle, los que mueren a este mundo para alimentarse de la Palabra de Dios. ¿Vale la pena? decía un viejo pastor que si volviera a vivir hubiera dedicado más tiempo al estudio de la Palabra de Dios.
4. Conocer a Dios es conocer el carácter de Dios, que Él no da por inocente a aquel que es culpable, y que es Santo por encima de nuestro pecado. Ser sabios es conocer cual es la opinión de Dios sobre nuestra manera de vivir, es transformar y renovar nuestro entendimiento de este siglo, de esta sociedad que ya ha sido juzgada, y que a semejanza de la sociedad de Jeremías, daba la espalda a Dios. Conocer a Dios es ser profeta, ir en contra de la corriente, llorar por los crímenes de este mundo, y amar a Dios más que nuestra vida aquí, es no tener esperanzas en un mundo que va a ser juzgado, y esperar completamente en Dios.
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