lunes, julio 03, 2023

Ten Sal

 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

S. Mateo 5:13 RVR1960


TEN SAL


La sal es un agente activo a la hora de retrasar la corrupción, se usaba como un conservante, además de como un potenciador del sabor, y aun se sigue usando así. ¿En qué sentido el discípulo de Jesús es sal? ¿cual es nuestro papel en este mundo que es indiferente y en ocasiones contrario a Dios? 

2. Hace años un amigo me preguntó: ¿cómo eres de cristiano? La pregunta era si el Jesús era una influencia en mi vida, y en qué medida lo era. Y yo me pregunto lo mismo, ¿cuánto soy de cristiano? ¿Jesús es una influencia DETERMINANTE en mi vida, o simplemente una especie de agradable compañía? ¿Jesús me condiciona, me reta pensar de forma diferente, me mueve a vivir de forma diferente? En la medida en que Jesús te influye, en esa medida serás sal, porque nuestra sal es el mismo Hijo de Dios, el Salvador, y su influencia en nosotros se traducirá en influencia en esta sociedad.

3. Por lo tanto, nuestro enfoque como cristianos no debe ser en cuanto tiene que cambiar este mundo, sino cuanto tenemos que cambiar nosotros. Nuestro empeño, nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a nuestro interior, ¿Cristo ha ganado mi mente y mi corazón? a menudo algunas madres de adolecentes que no son creyentes, pero que ahora se están alejando de la iglesia me preguntan qué pueden decirles a sus hijos. Dudo que yo les pueda sugerir algo que ellas no le hayan dicho ya, y sospecho que será mucho más eficaz una madre que rebosa a Cristo que una madre con buenas frases. Nuestra capacidad para influir en esta sociedad depende del porcentaje de concentración de Jesús en nuestro ser, nuestro poder e influencia están en función de la pureza de nuestra fe. 

4. En estos tiempos de entretenimiento en los que la pequeña pantalla invade nuestro tiempo, espacio y atención, necesitamos retirarnos al desierto para encontrarnos con el Dios que nos salvó. Esto no es una opción, porque si nos quedamos en Egipto nuestra fe desaparecerá, y en Egipto no faltan tumbas, terminaremos sepultados bajo la influencia de las delicias Egipcias. El desierto nos llama, Dios nos llama a encontrarnos con Él. 

5. Exponte cada momento de tu vida a la presencia de Dios, llena en cada momento de tu vida tu mente con la Palabra de Dios. Deja que tus afectos se inflamen por el Dios que te amó siendo aun pecador. Entonces serás sal, y Cristo brillará en medio de este mundo tan lejos y tan necesitado del Mesías de Nazaret.


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