Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
S. Mateo 9:11-12 RVR1960
EL MÉDICO
Que un maestro comiera con las personas más pecadoras de la ciudad era algo insólito, los maestros estaban rodeados de discípulos y de gente religiosa, respetable. ¿Acaso no le importaba a Jesús su reputación? los comentarios habían comenzado, las sospechas estaban en el aire y ya muchos dudaban de Jesús, ¿alguien que viene de Dios puede estar tan cerca de los pecadores?
2. Comer con alguien es un acto de amistad, de profunda cercanía. Alguien come con sus amigos cercanos, porque comer es festejar, hablar y disfrutar juntos. Que el Dios del Cielo coma con nosotros, los pecadores, nos dice que es tiempo de paz y buena voluntad, y que Dios se acerca a nosotros buscando nuestro arrepentimiento para que no muramos. Si Moisés trajo la Ley que separaba lo inmundo de lo santo, aquí tenemos a Emanuel que acerca lo santo a lo inmundo. ¿No te conmueve que el Dios del Cielo haya venido a la tierra a comer contigo? Que la buena voluntad de Dios nos impulse a amarle, y que con un corazón agradecido abandonemos nuestros pecados para que la vida de Dios llene los huecos que en vano quisimos llenar con el pecado.
3. Los enfermos son las personas que han sido heridas por el pecado, porque si el pecado dejó a Adán herido de muerte y avergonzado, a nosotros no nos deja en mejor estado. El diablo viene a robar, matar y destruir, y el poder destructivo del enemigo de nuestra alma se hace eficaz por la seducción del pecado, que destruye relaciones, arruina la salud, se come los bienes, y aleja a los hijos de la casa del Padre celestial. Si pudiéramos ver lo maligno que es el pecado, y el sufrimiento que nos causa, rogaríamos a Dios por un Salvador. Sin embargo Dios, mucho antes de Edén ya tenía un plan en la eternidad para salvarnos y llevarnos a la Gloria, un plan costosísimo que desgarraría el Cielo en su mismo corazón: que el Hijo sería hecho maldito en nuestro lugar.
4. El médico es el que restaura la salud del enfermo, y aquí tenemos a Alguien que es mucho más que un médico, porque no sólo nos dado salud, sino que ha dado vida a los muertos. Jesús, Quien vino lleno de Gracia y de verdad, nos ha sido dado para que todo lo que nuestro pecado rompió, ahora sea deshecho. Tal médico nos conviene, porque tiene poder para sanar a todos aquellos que por la fe en Él lo tocan, con su palabra resucitó a Lázaro y a la pequeña hija de Jairo, y en su muerte gritó: ¡Consumado es! la historia tiene un hecho central: la salvación es del Cordero inmolado, y en el nombre de Jesús, y sólo en su nombre hay salvación. Él es el médico verdadero, Quien nos reconcilia con Dios y deshace las obras del maligno, Él es la puerta por la que entramos a la vida verdadera.
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