Él es Rey

 '¡El Señor es rey! Se viste de majestad. Ciertamente el Señor se viste de majestad y está armado con fuerza. El mundo permanece firme y no puede ser sacudido. Tu trono, oh Señor , permanece desde tiempos inmemoriales; tú mismo existes desde el pasado eterno. Las aguas crecieron, oh Señor . Los diluvios han rugido como truenos; las inundaciones elevaron sus impetuosas olas. Pero más poderoso que el estruendo de los mares enfurecidos, más potente que las rompientes olas en la orilla, el Señor , quien está en lo alto, es más poderoso que estos. Tus leyes soberanas no pueden ser modificadas; tu reino, oh Señor , es santo por siempre y para siempre.'

Salmos 93:1-5

ÉL REINA

Sólo hay dos formas de pensar: o Dios es Rey, o el azar es rey. O estamos en manos de un Dios que gobierna su creación, o está en manos de la casualidad, la tragedia y el azar. Ambas opciones suponen un problema, para unos “darle” el control a Dios es perder su preciosa autonomía. La otra forma de pensar implica que vivimos en un universo de crueldad sin sentido, donde el dolor carece de propósito, y donde los malvados se salen con la suya porque entonces el mundo pertenece a los fuertes. Es por eso que el temor domina la mente del que niega a Dios (o del que cree en un dios con poderes reducidos), porque si las cosas van mal, si la inundación lo arrasa todo, si el mar crece entonces no hay nada más.

Pero este mundo es el mundo de Dios. Aquel que hizo con sabiduría todas las cosas, es el mismo que sustenta todas las cosas, que guía la historia hacia Sus propósitos ¡qué alivio y qué paz tienen lo que confían en Dios! Él “está en lo alto, es más poderoso que…” la aparente tragedia que tanto miedo nos da.

Señor, líbranos de la incredulidad y haznos ver tu majestuosa realidad, abre nuestros ojos a la realidad, a tu soberanía y majestad, gracias por ser Rey y guiar a esta humanidad enfrentada a un fin establecido por Tí. Reconocemos que Tú reinas y que los planes del malvado nunca prosperarán.