Peregrinos o turistas

Hace unos días os comenté el impacto tan positivo que me hizo una predicación del hermano Eric Bermejo titulada "Los obstáculos del peregrino", he vuelto a escuchar una y otra vez este mensaje y sigo meditando en él, porque creo que es el mensaje que yo necesito y oír y que las iglesias en España necesitamos oír.

¿Eres consciente de que eres un peregrino en este mundo?, es la pregunta con la que Eric comienza su exposición de esos versículos de 1ª de Pedro. Por desgracia muchos de nosotros no vivimos como peregrinos, sino como TURISTAS (así nos comenta en el mensaje). Un turista es una persona que vive en hoteles, viaja para entretenerse, no se compromete a nada, y es exigente en lo que recibe, el servicio que recibe, la calidad de la comida. Y si el turista no está contento con el trato se cambia de iglesia... perdón, de hotel.

¿Cuanto de turista hay en mí?, mucho me temo que a veces vivo como turista. Tomando la analogía del libro del Éxodo, nuestro hermano Eric repasa con nosotros el viaje de los israelitas, su liberación de Egipto, el cordero pascual, y el desierto, un lugar de encuentro con Dios. Por desgracia, cuando llegaron a Canaán muchos eran turistas, no querían pelear para entrar en Canaán (un turista cree que es el centro de todo y se lo tienen que dar hecho), y añoraban los ajos y pepinos de Egipto. De aquella generación muy pocos entraron, Josué y Caleb.

¿Qué es lo que hemos entendido mal de nuestra vida cristiana?. hemos sido comprados con la SANGRE PRECIOSA de Cristo Jesús, comprados, ahora pertenecemos a "aquel que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con Su sangre". Somos suyos. Y este mundo, hermanos, NO ES EL MUNDO REAL (como mi querido Eric siempre nos ha repetido, y lleva años recordándonoslo), estamos de paso hacia el verdadero mundo, un Reino eterno. ¿Importa lo que hagamos en esta tierra?, mucho, porque dependiendo de nuestro proceder aquí tendremos (o no) "amplia y generosa entrada" (2 P 1.11) en ese Reino.

Pienso en lo que implica ser peregrino. Un peregrino es consciente que está de paso, es por eso que mira el mundo por el que pasa como un lugar de tránsito, temporal, no se enreda demasiado en este, no ata sus esperanzas en este mundo. Sí, disfruta de lo que tiene a mano, pero sus ojos están puestos en su destino. A veces nos olvidamos de esto, y vivimos como si nuestro único disfrute y futuro estuviera aquí. Disfrutamos del mundo con la misma desesperación de aquellos que NO CONOCEN OTRA COSA SINO ESTE MUNDO. Y es triste ver a un cristiano alimentándose de "mundo", siempre comiendo, y siempre hambriento, sabiendo que en la casa de su Padre hay "abundancia de pan".

La comida del peregrino es "maná", la Palabra de Dios, Cristo mismo. Pero los turistas se cansan pronto de maná. Eric se pregunta: si nuestro destino como hijos de Dios es disfrutar por la eternidad de nuestro Dios, ¿cómo es que muchos de nosotros no somos capaces de pasar si quiera media hora en su presencia, en oración y meditación de Su Palabra?. En cambio podemos pasar horas mirando TV, leyendo revistas, paseando... pero ¿dónde está nuestro deleite?, ¿dónde está el corazón de aquellos que fueron alcanzados por la misericordia y la Gracia de Dios en Cristo?.

Quiera Dios que vivamos como peregrinos, invirtiendo en lo eterno, pero sobre todo recordándonos continuamente el evangelio de Cristo, cómo Él nos amó. Como decía José de Segovia este fin de semana: "si de mayor pierdo la cabeza, sólo dos cosas quiero recordar, que soy un gran pecador, y que Cristo es un Gran Salvador".

Gloria al bendito Cordero de Dios quien nos rescató y nos dió herencia.