miércoles, octubre 25, 2023

Lealtad bajo presión



“Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios”.

Daniel 3:28 NTV


Cuando los tres amigos de Daniel, judíos cautivos en la provincia de Babilonia, se negaron a adorar al ídolo fabricado por el rey Nabucodonosor, fueron arrojados a un horno ardiente. Ellos le dijeron al rey que Dios los podía librar, pero que si Dios decidía no librarlos, tampoco adorarían su imagen. Dios quiso librarlos, lo cual sorprendió al rey.

2. Cuando Dios interviene los escépticos quedan muy sorprendidos. En su mundo Dios no tiene cabida, es por eso que la irrupción del Dios sobrenatural es algo que les sobrecoge, pero más allá del asombro, no habrá cambios reales en sus vidas, bien sea que Dios obró a favor de otros, o que obró a favor de ellos mismos, su vida seguirá igual. Y así fue la vida de Nabucodonosor, aquel prodigio no cambió su corazón.

3. Cuando los creyentes están cerca de los incrédulos, los incrédulos son bendecidos por su influencia. Los judíos deportados a Babilonia fueron una influencia en el gran imperio. Daniel ocupó posiciones muy relevantes en la administración, por encima de gobernadores de provincias, igual que sus tres compañeros. José fue la mayor autoridad en Egipto, exceptuando al mismo Faraón, y Egipto fue bendecido por el gobierno de José. Pero esta bendición es temporal, durará tanto como los creyentes estén cerca, y su influencia será muy limitada, ya que no afectará a las vidas de los incrédulos quienes volverán a sus costumbres tras quedar solos. Esto mismo ocurre cuando la madre es creyente y el hogar es bendecido por su influencia, quizás los hijos dejen el hogar, formando el propio, o el marido quede viudo, viviendo sin el freno moral y espiritual que era la esposa, y las consecuencias de una vida sin Dios se harán notar.

4. La lealtad a Dios es un valor en sí mismo. Lo que hizo grandes a los tres judíos leales, no fue que fueron librados del horno, sino que su lealtad a Dios estaba por encima de las circunstancias. Esto era un testimonio a los paganos de la corte, y fue algo que el mismo rey vio como un valor que aprovechar en su reino. Valoremos nuestra lealtad a Dios, porque los reinos pasan, los tiranos mueren, pero Dios permanece para siempre. Nosotros seguimos a Aquel que se sometió a Dios hasta la muerte en la cruz, y por cuya muerte somos librados del pecado y del juicio de Dios, Jesús sufrió un horno de Ira, para que tuviéramos paz con Dios, y su lealtad será siempre recordada.


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