lunes, septiembre 25, 2023

Orar siempre

 ORAR SIEMPRE


También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,

S. Lucas 18:1 RVR1960


En la Biblia encontramos un tema recurrente: la oración, los hombres y las mujeres de Dios oran, pero es cuando llegamos a la persona de Jesucristo encontramos que la oración es un asunto que cobra más fuerza, sus discípulos ven a Jesús dedicar tiempo, incluso noches enteras a orar, es por eso que le preguntan, y el maestro mismo dedica tiempo para enseñarles a orar la importancia de orar. Hubo un tiempo en la vida de la iglesia cristiana en el que no había templos, ni música, ni programas, pero la iglesia hacía oración, los creyentes en sus hogares apartaban tiempo para la oración. 

2. Nuestro texto da comienzo a una parábola, una historia con un contenido espiritual que encierra una enseñanza sobre “la NECESIDAD de orar SIEMPRE y no DESMAYAR”. Esta enseñanza no enfatiza el cómo, ni la técnica, sólo enfatiza la INTENSIDAD de la oración, la NECESIDAD de la oración en nuestra vida, la CONSTANCIA que necesitamos al orar. En cierto sentido, nuestro Señor nos está diciendo: no puedo insistir lo suficiente acerca de lo importante que es orar, así que os contaré una historia para que podáis entenderlo.

3. ¿Es importante orar? orar es NECESARIO. No es una opción, no es el último punto de nuestra lista de prioridades, ni el segundo punto, es vital. El creyente debe dar tal prioridad a la oración, que si un ángel del Señor lo visitara lo encontraría orando como a Ananías. Hoy en día el entretenimiento es sinónimo de descanso, miramos la pantalla para “descansar” pero nuestra alma se muere de sed, y anhelamos la presencia de Dios. Sólo por medio de la oración podemos acceder a la casa del banquete (Cnt 2:4) y disfrutar de la abundancia de Dios, y sustentar nuestra alma con las pasas y manzanas (Cnt 2:5).

4. ¿Cuándo debemos orar? Debemos orar SIEMPRE. La oración debe ser frecuente, pero eso no debe enmascarar nuestra falta de oración. Oramos siempre en nuestra mente, cuando salimos y cuando entramos de nuestras casas, cuando nos despertamos y nos acostamos, de modo que si alguien nos preguntara ¿cuánto tiempo dedicas a orar? podríamos responderle: “Siempre estoy orando”. La cuestión es si APARTAMOS TIEMPO para orar, por ejemplo, si nos despertamos antes para apartar media hora, o una hora a la oración, o si terminamos nuestras tareas a la noche para poder ocuparnos sosegadamente (1 Cor 7:5) a la oración. Si no apartamos tiempo para orar difícilmente podremos decir que oramos siempre, porque hay dos tipos de oración, la oración en la que vivimos inmersos en nuestro día a día, y los tiempos que apartamos para orar.

5. ¿Y si no tengo ganas o estoy cansado? Debemos orar SIN DESMAYAR. Orar es un trabajo espiritual, y como cualquier trabajo, produce en nosotros cansancio, necesitamos esforzarnos en la oración, sometiendo nuestra carne que se rebela contra la oración (Mt 26:41), es decir, tenemos que imponer a nuestra carne el deseo de orar, y si nuestro cuerpo se rebela contra la idea de orar, inventando mil excusas, tenemos que tiranizar a nuestra carne, ordenándole que no se haga su voluntad sino la voluntad de Dios. 

Sigamos el ejemplo de nuestro amado Salvador, que vivió una vida que agradó a Dios, orando en todo momento, y especialmente en sus últimas horas. Oremos, sabiendo que Él nos dio su Espíritu que nos ayuda a orar, nos guía a orar, y que Él mismo intercede por nosotros.


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