miércoles, septiembre 13, 2023

La oración que prevalece

 Entonces oró Ezequías delante del Señor: —Señor, Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina, Señor, tu oído y oye; abre, Señor, tus ojos y mira. Oye las palabras que Senaquerib ha enviado a decirme para blasfemar contra el Dios viviente. Es verdad, Señor, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, y que han echado al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos humanas, de madera o de piedra, y por eso los han destruido. Ahora, pues, Señor, Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de sus manos, para que sepan todos los reinos de la tierra que solo tú, Señor, eres Dios.

2 REYES 19:15‭-‬19 RV2020


LA ORACIÓN QUE PREVALECE

El enviado Asirio no sólo había desmoralizado a los israelitas, sino que hábilmente intentó engañar, mentir y manipular, diciendo que Yahveh le había enviado, y que los dioses asirios había derrotado a todas las naciones y a sus dioses, lo cual era una forma de decir que el Dios de Israel no iba a ser diferente de otros dioses derrotados. Ante tal clase de blasfemias el rey Ezequías reacciona como un hombre de Dios: orando.

2. La oración de Ezequías es un recordatorio de Quién es Dios, no sólo es una conversación con Dios, sino que busca recuperar la perspectiva de la realidad: Quien es Dios, quiénes somos nosotros en relación a Dios, y Quién es Dios en relación a la historia. Necesitamos antes de lanzarnos a orar recuperar la cordura, percibir la realidad como es, y no como nuestros miedos nos susurran, para entonces sí, dirigirnos a Dios, no como presas del pánico sino como hijos que saben ante qué clase de Dios están.

3. Nuestra perspectiva es demasiado pequeña a la luz del plan de Dios, y nos impide captar cómo Dios obra en una historia que sufre altos y bajos, pero en la que Dios siempre sale victorioso. La fe es realista, no niega el dolor, las amenazas y las tragedias, lo que hace la fe es poner la tragedia en un contexto mucho mayor, de esa forma el desastre cobra sentido y el dolor es aliviado con la esperanza. Nosotros no podemos comprender la razón de la pérdida, pero sí podemos confiar en Aquel que dirige la historia hacia el mejor final posible. 

4. La oración nos recompone, nos limpia de los miedos que intoxican nuestra mente, elimina las mentiras y amenazas que creemos, y descorre el velo de la eternidad, permitiéndonos ver a Dios sentado en su trono, gobernando su mundo, su historia y cuidando a su pueblo. Oremos que podamos captar la realidad eterna y permanente, oremos que podamos tener una visión de Dios para que nuestros corazones reposen en Él.


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