miércoles, junio 21, 2023

Un trono establecido en el Cielo

 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.

Apocalipsis 4:2 RVR1960



UN TRONO EN EL CIELO


Apocalipsis es más que un libro que habla de profecía, es un libro que habla de Dios, del Cielo de Dios y de la autoridad de Dios. Dios es un ser profundamente misterioso, el Cielo es un lugar asombrosamente misterioso, y en Apocalipsis se nos muestra algo de este Dios tan distante que se ha hecho tan cercano en Jesús.

2. El contraste de Apocalipsis no podía ser mayor, mientras en la tierra las naciones están agitadas como un mar embravecido, en el Cielo hay un mar como de cristal, en perfecta calma. Mientras en la tierra está el trono de la bestia sobre el cual un juicio ha traído oscuridad y dolor a los hombres, en el Cielo y por encima de todo, un trono, y en el trono, a Dios mismo sentado. Dios reina, por encima de todos los tronos y posiciones de autoridad, por encima del desastroso gobierno de los seres humanos: ¡Dios reina! por encima del dolor y del fracaso del reino de los hombres, Dios está llevando a cabo un plan de salvación en el que va a extender su reino como en el Cielo, así también en la tierra.

3. La Biblia describe los niveles de autoridad real por la posición de cada autoridad. Nosotros tenemos alcaldes, y por encima del alcalde a un gobernador, y por encime de este a un presidente o rey, y por encima de todos los reyes de la tierra hay un rey en el Cielo, este trono que está “establecido en el Cielo” es un trono que está por encima de todos los demás tronos, gobierna sobre todos ellos. Quizás sea invisible a nuestros ojos, pero es el único trono que está por encima de los otros tronos. Necesitamos levantar nuestra vista de las circunstancias en las que estamos y entender que Dios reina por encima de todo. Necesitamos tener bien clara esta visión del trono establecido en el Cielo y que nuestra fe y confianza estén firmemente ancladas allí. Jesús entró a este trono, como un cordero inmolado, para que nosotros tengamos acceso por medio de Él, este esperanza “que tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” Hebreos 6:19.

4. Es necesario tener una visión celestial de las cosas celestiales. Juan “estaba en el Espíritu”, las cosas que él vio las vió porque el Espíritu de Dios le llevó a verlas. No es posible entender, discernir, ni ver la realidad del mundo espiritual si no es porque el Espíritu de Dios nos abra los ojos y nos lleve a verlas. Cada día necesitamos volvernos a Dios, invocar su nombre, buscar su presencia y renovar nuestra fe. Necesitamos renovar nuestros pensamientos y buscar en la Palabra de Dios los pensamientos que el Espíritu inspiró para conocer al que nos ha sido revelado. No necesitas tener una visión celestial, pero sí necesitas leer lo que el Espíritu reveló a Juan, para que junto a Juan, tú también puedas ser llevado a la presencia de Dios, oir la voz del que habla desde el trono y anticiparte a la gran victoria que el Cordero ejecutará.

5. Apocalipsis nos ha sido dado para afirmar nuestra fe en Dios, y para tener una comprensión de que por más terribles que sean los sufrimientos, nuestra esperanza, que es el Hijo de Dios, vendrá para hacer justicia, poner fin al mal, y reinar con justicia. Dice la Escritura que por más que aparentemente prosperen los malos, su maldad tiene una fecha límite “Maquina el impío contra el justo, Y cruje contra él sus dientes; El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día” Salmo 37:12-13, ¡viene el día en el que miraremos y no veremos al malvado porque Dios mismo se lo llevará.


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