martes, mayo 16, 2023

Una fe firme para un pueblo inconstante

 “A menos que ustedes tengan una fe firme, no puedo hacer que permanezcan firmes”.

Isaías 7:9 NTV



UNA FE FIRME PARA UN PUEBLO INCONSTANTE



En el contexto Dios avisa de los juicios que espera a Israel como consecuencia de su incumplimiento del pacto con Él. Esta desobediencia está causada por su incredulidad, y esa incredulidad no les haría permanecer en la tierra de Israel. 

Cuidar nuestra fe en Dios es nuestro cometido, ya que nuestra fe nos permite estar en contacto con Aquel que sostiene nuestra fe. A la luz de los libros históricos y proféticos, lo que hace tambalear la fe de Israel son varias cosas: los ídolos, las alianzas con las naciones vecinas, su propio pecado, y su religiosidad vacía de obediencia. Para nosotros la situación es la misma, dejamos de escuchar la voz de Dios en las Escrituras, y en lugar de eso comenzamos a ser influidos por otras voces de nuestro tiempo. Hoy, al alejarnos de la Palabra de Dios recurrimos al marketing para atraer a los no creyentes, a los expertos en redes sociales, a los psicólogos para que nos ayuden a tratar cuestiones que en realidad tienen que ver con el alma. 

El creyente debe atender la Palabra de Dios con una reverencia tal, que no haya otra autoridad como la de la Palabra de Dios, sólo así su fe podrá estar bien fundamentada en Dios. Por otro lado los creyentes solemos acumular tradiciones que, inicialmente son útiles, pero que con el tiempo podrían negar el mismo mensaje de la Palabra de Dios, el trabajo del creyente en cada generación es estudiar diligentemente la Palabra de Dios para renovar su fe, dejando de lado las tradiciones. 

Y por último, cada mañana, cada día, cada hora, tenemos que volvernos a Dios, buscando de Él el alimento espiritual, la fuerza y la guía para nuestro día. El creyente debe apoyarse en Dios, y no en la sabiduría de las naciones, ni en los profetas de nuestro tiempo, ya que no hay sabiduría, ni consejo contra el sabio Dios. Volvernos a Dios no es una actividad de unos pocos minutos, sino una actitud de búsqueda continua de Dios, de oración permanente, y de reflexión continua en la Palabra de Dios. Sólo así podremos vivir como hijos de Dios sin mancha en medio de una generación que ha dado la espalda a Dios.


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