lunes, abril 24, 2023

Nuestra herencia espiritual

 Es por eso que la tribu de Leví no posee ninguna parte ni porción de la tierra como las demás tribus israelitas. El propio Señor es su preciada posesión, tal como el Señor Dios de Israel les dijo a los levitas).

Deuteronomio 10:9 NTV


NUESTRA HERENCIA


El papel de los Levitas era un lugar de honor, una recompensa debido a su celo por Dios en momentos de dificultad, ya que escogieron la lealtad a Dios por encima de los lazos humanos. Ellos no recibieron tierra en la asignación que tuvo lugar tras la conquista de Canaán, más allá de algunas ciudades, Dios era su herencia, las ofrendas del Templo eran su sustento, y su ocupación el servicio a Dios.

Para el creyente en Jesucristo los bienes espirituales son su herencia en Dios. La adopción, el perdón, y Dios mismo, hecho cercano por nuestro sumo sacerdote: Jesús, son nuestra herencia espiritual (entre otras cosas). Nuestra esperanza está en los Cielos (Col 1:5), así como nuestra esperanza, ¿cómo hemos de vivir? se nos dice que tenemos que buscar las cosas “de arriba” (Col 3:1) es decir, que en nuestras vidas, la prioridad sea Dios y el Reino de Dios, por encima de otros intereses, deseos, aficiones o gustos, Dios es nuestra esperanza.

El servicio del levita era su ocupación día y noche, y nuestro servicio es, igualmente, Dios. Nuestra vida de oración, nuestras adoración personal son el culto espiritual que damos como sacerdotes del Dios vivo, bajo la autoridad de Cristo, nuestro sacerdote por excelencia. Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, en todas las horas del día, cada creyente sirve a un altar espiritual en su interior, con sacrificio de alabanza (Heb 13:15) deleitándose en la Palabra de Dios, y en conversación con su Padre celestial. Esta es nuestra porción, y es nuestro privilegio.


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