jueves, abril 20, 2023

Memoria y temor

 »¡Pero cuidado! Asegúrate de nunca olvidar lo que viste con tus propios ojos. ¡No dejes que esas experiencias se te borren de la mente mientras vivas! Y asegúrate de transmitirlas a tus hijos y a tus nietos. Jamás te olvides del día que estuviste ante el Señor tu Dios en el monte Sinaí, donde él me dijo: “Convoca al pueblo para que se presente ante mí, y yo mismo lo instruiré. Entonces ellos aprenderán a temerme toda su vida y les enseñarán a sus hijos que también me teman”.

Deuteronomio 4:9‭-‬10 NTV


UNA VIDA DE PIEDAD


Nuestra memoria espiritual tiene un problema, retenemos escasamente, olvidamos y al olvidar nos alejamos de Dios, que tanto bien nos hizo. Hemos visto la mano de Dios en numerosas ocasiones, pero sobre todo, el mensaje del evangelio nos ha sido predicado tan claramente que podemos decir que vimos a Cristo crucificado (Gal 3:1). Siendo nuestra memoria espiritual tan frágil, debemos refrescarla continuamente en la Palabra de Dios para que no olvidemos la realidad espiritual en la que estamos inmersos. 

2. Decía Paul Washer que de las 16 horas que pasamos despiertos, las 16 horas las pasamos detrás de las líneas enemigas de este mundo, escuchando su música, sus pensamientos, 16 horas bajo su influencia, para contrarrestarla necesitamos vivir vidas piadosas, centradas en Dios para “nunca olvidar lo que viste con tus propios ojos”. Quiero que pienses de manera práctica en cómo aplicar esta necesidad, ¿qué vas a hacer para eliminar la influencia del mundo en tu mente y centrarte por completo en Dios?

3. Nuestro texto nos dice que el pueblo recibió la instrucción de Dios en Sinaí, donde Él enseñó a que le temieran. La segunda idea que quiero enfatizar es esa: el temor de Dios, ¿vives en temor de Dios? El temor de Dios es un aprecio profundo, tan grande que la sola idea de decepcionar a Dios te aterra. No tiene que ver con miedo, sino con el respeto que tenemos a nuestros mayores. Una de las cosas más saludables que podemos tener como hijos de Dios es temor de Él, porque este nos guarda de cometer muchos errores y de vivir una vida agradable a Dios.

¿Refrescas tus memoria en la Palabra de Dios? ¿aprecias y respetas a Dios? esto constituye la vida de piedad a la que hemos sido llamados.


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