miércoles, abril 05, 2023

La expansión de Dios en nosotros

 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

Efesios 3:14‭, ‬16‭-‬19 RVR1960


¿Qué debemos orar? necesitamos discernimiento espiritual para que el mismo Dios dirija nuestras oraciones a aquello que es más excelente, y para que no oremos como aquellos que no conocen a Dios, sino que conforme a la dirección de Dios pidamos lo que le agrada. 

2. De todo lo que Dios ha hecho por nosotros, lo más grandioso es darnos a su Hijo. En Jesús están contenidas innumerables bendiciones, ¿conocemos las riquezas escondidas en Cristo? ¿las hemos recibido por la fe? ¿las hemos reclamado, ya que nos han sido dadas? 

3. En esta oración del apóstol se pide: fortalecimiento interior espiritual, fe, un mayor conocimiento del amor de Cristo, llenura. Esto es madurez espiritual, fortaleza, conocimiento y plenitud. Lo contrario es inmadurez espiritual, es debilidad, ignorancia y ausencia de Dios. Como creyentes podemos usar esos tres indicadores para saber cual es nuestro estado. 

4. La primera necesidad ante nuestra ruina y pobreza espiritual es orar, orar que el Señor alumbre nuestro espíritu y Él nos llene de su plenitud, que alumbre nuestro entendimiento, que nos de comprensión de su amor, y que seamos llenos. ¿Oramos por nosotros mismos? 

5. Necesitamos ser llenos de Dios. Es decir, necesitamos que Dios ocupe nuestra mente. Son muchos los pensamientos que hay en nosotros, pueden ser preocupaciones, ambiciones, pueden ser buenos o malos pensamientos, pero Dios podría estar ausente. Para que Dios ocupe y llene nuestro interior debemos ser creyentes que viven vidas de consagración al estudio de la Palabra de Dios, ya que la Biblia es el alimento de nuestra fe. Debemos cavar en esa mina inagotable que es el tesoro de Dios y ocupar nuestra mente en las riquezas reveladas.


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