viernes, septiembre 22, 2006

Hitler y las sectas

Desde que dejé los Testigos de Jehová sigo curioseando por el mundo de las sectas. A estas alturas todo el mundo sabe que hay patrones de conducta que se repiten en cada grupo sectario. He escrito algunos post sobre el Movimiento "Creciendo en gracia" que estoy investigando desde hace algunos años, y me sorprende, una vez más, ver similitudes con otros grupos sectarios.
Pero no son las sectas las únicas que andan en esa dinámica, también son los movimientos totalitarios, el nazismo es un buen ejemplo de sectarismo, hace dos años que estoy leyendo no sólo sobre la segunda guerra mundial, sino sobre Hitler, su vida, su ascenso al poder, el partido, las juventudes hitlerianas, las SS, los métodos de propaganda y todo lo concerniente, y veo que estos totalitarismos se parecen de forma descarada a las sectas, al fin y al cabo son entornos de manipulación y anulación del individuo.
Os comento algunas ideas que he tenido al respecto:

1. Un líder autoritario, carismático, egoista y pagado de sí mismo. Hitler lo era. Su oratoria cautivaba a las masas, se mantenía soltero, con lo cual muchas alemanas aspiraban a ocupar ese lugar. Sabía crear expectación, cosa que fué haciendo conforme pasaron los años, la gente lo esperaba durante (a veces horas) cuando por fin llegaba el Führer el clima de éxtasis era total.
En el fondo creo que muchas personas buscan una figura de autoridad, alguien que tome decisiones por ellos, alguien en el que descansar y sentirse seguros. Supongo que esta sociedad, a falta de figuras paternas y por causa de su exacerbado libertinaje, pueden llegar a anhelar una figura autoritaria que les saque del laberinto sin salida del egoismo y hedonismo vacíos.
Jim Jones, David Koresh, Jose Luis de Jesús Miranda, y otros cumplen ese arquetipo, oratoria convincente, a veces violenta, explotando miedos y odios, una aureola de divinidad, de perfección. Qué pena que cuando dejamos la Soberanía de Jesucristo, el Buen Pastor, el diablo nos da falsificaciones aberrantes.

2. Anulación del pensamiento crítico. Esa es una de las diferencias entre una secta y una comunidad religiosa (o del tipo que sea). En una secta no hay espacio para el diálogo reposado, la crítica, el cuestionamiento. De hecho se mira con recelo al que se hace demasiadas preguntas. En algunos casos a esa persona se la aparta y se le somete a diversos grados de ostracismo.
Con esto no estoy abogando por la heterodoxia, en una iglesia/comunidad, podemos disentir en puntos secundarios, ser críticos con nuestros líderes, dar cuentas unos a otros, ser transparentes, expresar desánimo, pena, falta de fe, en una secta no.
Cuando estaba con los TJ a veces razonaba así: "esta gente (la Sociedad WatchTower) tiene razón en un montón de cosas, sin embargo en esta es claro que han errado, ¿echaré por tierra toda esa verdad por esto?, ¿no seré yo el que he errado?". Este es un razonamiento típico de un sectario.

3. El individuo no importa. Hitler lo decía claro "Alemania es más importante, ella permanece mientras que el individuo no", se les animaba a hacer sacrificios por el bien de la nación, a morir por el grupo. En las sectas ocurre igual, no hay sacrificio lo suficientemente grande, sólo importa el sistema sectario. Para Jesús la persona es más importante, el evangelio de Juan está lleno de conversaciones de Jesús.
Los sistemas totalitarios (estalinista, nazi, norcoreano) y las sectas, desprecian el individuo en pos de sus metas, lo cual tiene consecuencias nefastas para la persona. Por ejemplo, si alguien en una secta cuestiona al líder, o lo sorprende cometiendo alguna cosa inmoral o ilegal y lo saca a la luz, con toda seguridad será ese individuo el que sea expulsado de la secta. En los Testigos de Jehová si alguien acepta transfusiones de sangre, será expulsado. Con el asunto de 1.914, si alguien cuestionaba la peculiar doctrina de esta fecha era expulsado, no obstante, la directiva de los TJ rectificó el punto de vista doctrinal, y los expulsados no fueron readmitidos, y es que para una secta LA LEALTAD ESTÁ POR ENCIMA DE LA CONCIENCIA del individuo.

4. Los niños en los sistema totalitarios y las sectas. Para estos sistemas, los niños no son vistos como niños, sino como potenciales soldados (nazismo), obreros (estalinismo), predicadores (TJ), etc... en ningún caso son vistos como niños. De hecho en las sectas suelen tratar a los niños con toda dureza, pasando de la disciplina paterna (con sus azotes) a castigos mucho más duros (encerrar a niños en armarios durante horas, etc...).
Para los totalitarismos los niños son propiedad del estado, y hay ejemplos en ambos bandos de niños colocados bajo la tutela del estado, adoctrinándolos y convirtiéndolos incluso en pequeños agentes de espionaje del estado. No se consideran sus necesidades, ni sus niveles de madurez, tratándoles como adultos en miniatura.

5. Se puede entrar, pero no salir. En uno de sus "calqueos" el falso Mesías José L. de Jesús Miranda decía que el Ministerio internacional Creciendo en Gracia es como la Mafia, se puede entrar pero no salir. Las sectas aseguran que las personas que salen de su grupo reciben todo tipo de desgracias, en el caso de los testigos de Jehová aseguran que caen en la inmoralidad sexual, la borrachera o las drogas, en Creciendo en Gracia aseguran que puedes perder tu "cobertura angelical" privándote de bendiciones y protección.
En los sistemas totalitarios (con mucho más poder que las sectas) las penas varían desde la muerte, campos de concentración, deportación a Siberia, pérdida de puestos de trabajo, retirada del pasaporte (para recluirte en el país), etc...
Todos estos sistemas miran con recelo a los que salen porque ven en ellos a un enemigo, nunca los tratan como el amigo que antes fué, sino como un traidor, o alguien que contará los "secretos" del grupo.

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