lunes, octubre 28, 2024

Una vida bien vivida

 ¡Qué difícil es perder a alguien! Un amigo le preguntó a un señor mayor de la iglesia que cómo era envejecer, el hombre después de un rato en silencio le dijo algo así como: "primero, vas perdiendo a tus amigos, luego, vas perdiendo tu cuerpo, y al final, sólo queda el Señor". 

Hoy, en lugar de estar en Madrid, quisiera estar en Sevilla, cerca de una familia a la que considero mía, y que han perdido a un padre y a un abuelo. El dolor de esta pérdida es semejante a la grandeza espiritual de la persona que nos deja, Pedro Bernal, sin duda una de las personas que más impacto ha tenido en las vidas de muchos. Yo no lo he conocido tanto como otros, pero acumulo una buena cantidad de historias sobre él, de conversaciones que me han impactado, y me han inspirado para seguir a Jesús. 

Os cuento algo que para mí ha sido significativo de la vida de nuestro querido Pedro. No hace mucho perdió (temporalmente) al amor de su vida, su querida esposa Carmen, quien fue una madre no sólo para sus hijos. Mi esposa y yo llamamos a Pedro para darle las condolencias. Tras unos días Pedro volvió a salir a la calle a dar testimonio de Jesús. Y ese día nos respondió en una barbería, Pedro hablaba del Señor con el dueño y los allí presentes, y el dueño de la barbería estaba tan impactado con Pedro que le decía a los clientes que escucharan a aquel hombre porque lo que decía era la verdad. ¡No permitió que su dolor le impidiera seguir dando testimonio de aquel que murió en la cruz por nosotros: Jesús!

Me uní a la congregación en la calle Prosperidad, en Triana, Sevilla, hace unos ¿30 años? y Pedro era una de las personas que estaba dispuesta a hablar conmigo (un jovenzuelo despistado) y con algún amigo que traje. Caminando por las calles de Triana con Pedro vi cómo personas le saludaban diciéndole: "Pedro, ¿te acuerdas de mí? soy fulano, del convento". El "convento" es en el argot, la cárcel, y es que Pedro pasó una parte de la vida hablando a los presos de Jesús. Pero notad un detalle, yo no supe eso porque Pedro me lo contara, Pedro no hablaba de sí mismo, ni de lo que hacía, el tema favorito de Pedro era el evangelio, pero, accidentalmente supe que él servía en las cárceles por medio de un desconocido que se le acercó.

De Pedro aprendí algo muy "protestante", la obligación individual de cada uno de buscar y conocer la verdad, y una vez encontrada, ser coherente fuera cual fuera el precio. Cuando Pedro descubrió Internet ya tenía unos años, pero se lanzó a hacer una web, a escribir su testimonio y a hablar a otros de Dios. Este Pedro siempre me asombraba, su curiosidad y afán de conocer eran imparables. 

Seguiría contando anécdotas ¡y eso que yo no pasé tanto tiempo con Pedro! pero prefiero ir a la conclusión de esta reflexión. Pienso en esta frase: UNA VIDA BIEN VIVIDA. ¿Qué es una vida bien vivida? La vida de Jesús es una vida BIEN VIVIDA, y, salvando las distancias, Pedro vivió con todas sus fuerzas, una vida para el Señor que lo salvó, hasta sus últimos días dio testimonio al personal sanitario que lo asistió. Mi última conversación con Pedro fue este verano, tras la reunión en la iglesia Vida abundante, él estaba en silla de ruedas, débil y con la voz como un susurro. Cuando él hablaba de su esposa Carmen decía: "el dolor es grande, pero hermano, ¡la esperanza es mucho mayor!". No me habló de él, no me habló de sus dolores o sus enfermedades, me hablaba del evangelio y de lo último que había descubierto en las Escrituras. Apurando hasta el último de sus días, vivió una vida bien vivida, con todas sus fuerzas, hasta el final. ¡Concédenos Señor vivir una vida bien vivida, para tí, con gozo, llenos de esperanza, de gratitud por el perdón que hay en Jesús! ¡que vivamos sin distracciones, para tí!

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