miércoles, noviembre 29, 2023

Cristianismo socialdemócrata




“Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar?”

Hebreos 2:3 NTV


Si algo falta en el cristianismo de hoy es el temor. La reverencia es el profundo respeto a Dios, conscientes de Quién es Él, de sus derechos como Dios y Rey, y de su perfecta justicia. El temor es la desconfianza en nosotros mismos y la seguridad de los juicios justos de Dios sobre aquellos que se apartan de Él. En cambio tenemos una mentalidad fuertemente influenciada por los dioses (valores) de esta época: 1. la mentalidad de cliente, en la que nosotros somos el cliente y Dios existe para nuestra satisfacción en esta vida y nuestra satisfacción sin Él, 2. la mentalidad socialdemócrata, en la que Dios es el Estado, y nosotros somos todos iguales, y merecemos derechos y libertades y el Estado (Dios) está obligado a bendecirnos por igual y a devolvernos los tributos que le pagamos en forma de servicios. Esto, junto con una profunda ignorancia de la Biblia, que no se ha interiorizado es la ruina del cristianismo moderno.

2. Hay otro gran problema en el cristianismo moderno, y es una incorrecta comprensión de la llamada doctrina de la seguridad de la salvación. Es cierto que la Biblia enseña la seguridad de la salvación de los que son salvos, pero la Biblia NO ENSEÑA la seguridad de la salvación de los que PROFESAN SER SALVOS. Y en ese matiz es donde hemos torcido la enseñanza Bíblica, confesar no es lo mismo que creer, DIOS NO SALVA A PROFESANTES REBELDES, sino a aquellos que han creído y tiemblan ante Su Palabra. No deberíamos consolar a aquellos que son simples profesantes, por más años que lleven asistiendo a las reuniones. No deberíamos calmar y prometer a aquellos que están entre nosotros que no teman, porque todo creyente necesita una medida saludable de temor, de lo contrario no es más que un incrédulo con una conciencia adormecida. 

3. El llamado del creyente es a creer con confianza y temor, a desconfiar de sí mismo, y a poner su confianza en el perfecto Salvador, Jesús, en Quien han perdón. El creyente tiene que ejercer fe CADA DÍA, comprendiendo que es la Gracia la que le sostiene, y no una promesa vaga y genérica.

4. El creyente debe comprender la corrupción que lleva en su interior, esa natural tendencia que le aleja de Dios y se deleita en el pecado, pero también debe comprender que Jesús es propiciación de nuestros pecados, y que sólo la confianza en Él es la salida de nuestra condenación, porque Él es justo y es Quien justifica. No debemos tener otra esperanza fuera de Jesús, ni debemos tener otro deleite mayor que Él.


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