lunes, septiembre 11, 2023

Un pueblo sin Dios

 Aunque temían al Señor, honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados. Todavía hoy hacen como antes: no temen al Señor ni guardan sus estatutos ni sus ordenanzas, ni actúan según la ley y los mandamientos que prescribió el Señor a los hijos de Jacob, al cual puso el nombre de Israel.

2 REYES 17:33‭-‬34 RV2020


UN PUEBLO SIN DIOS, Y SIN LEY


Dios había deportado al reino del norte, Israel, por causa de su idolatría y de su maldad, y en lugar de ellos había repoblado la zona con gentes de Asiria, que no conocían a Dios, eran idólatras, y sacrificaban a sus hijos recién nacidos. Pronto se dieron cuenta que Dios los estaba castigando por los mismos pecados por los que Israel había sido juzgado, así que se trajeron sacerdotes que les enseñaran la Ley. ¿Fue esa la solución?

2. Los asirios aprendieron la Ley del Dios de Israel, pero al igual que Israel, su obediencia era formal, ellos amaban a sus ídolos y dioses falsos. Su religión era una formalidad, una forma de evitar el castigo de Dios, tenía miedo, pero no había amor, ni gratitud. ¿Somos nosotros así? ¿es nuestro cristianismo una forma de escapar de las consecuencias de nuestro pecado, del juicio de Dios? la diferencia entre un pagano y un cristiano es esta, el cristiano conoce a Dios, no sólo lo sirve, lo ama, no sólo lo teme reverentemente, lo llama Padre. Hay dos tipos de arrepentimiento, uno de ellos es miedo al castigo, el otro es dolor por haber ofendido a Aquel que tanto nos ama. 

3. La obediencia a medias no es obediencia. Estos asirios pensaban que una obediencia parcial justificaba la desobediencia, pensaban que las buenas obras contrarrestan las malas obras, de esa forma pensaban que habían encontrado una forma de obedecer a Dios y salirse con la suya. Exactamente igual que Israel. No podemos obedecer parcialmente a Dios ya que la Ley es una, y ella nos muestra nuestra ruinosa condición. El único que obedeció de manera completa y perfecta a Dios fue Jesús, el perfecto Hijo de Dios y nuestro Salvador, y es por medio de la fe en Él que podemos ser perdonados, y justificados, es decir, recibir Su justicia como nuestra. La perfecta obediencia del Hijo de Dios puede ser nuestra si nos rendimos a Él y reconocemos nuestra maldad. 

4. Ninguno estamos libres del juicio de Dios. Nuestro Dios es un ser moral, perfecto, y Él juzgará a todos, creyente y no creyentes, religiosos y seculares, por sus perfectas normas. Ante Él estamos completamente desvalidos, ya que nuestros hechos nos acusan, es por eso que necesitamos un Salvador, no un Moisés, necesitamos un cumplidor de la Ley y uno un dador de la Ley, Alguien que cumplió de manera obediente con Dios para que sea constituído nuestro perdón y justicia, y ese sólo es Jesús. En Él nos amparamos, en Él nos refugiamos.


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