Digno de confianza

 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

Romanos 10:11 RVR1960

DIGNO DE CONFIANZA

En la historia de salvación, nosotros, lo seres humanos, hemos puesto nuestra confianza en ídolos, en otros hombres, en reyes, en pactos, en nuestras fuerzas, en el dinero, en los bienes, y todo ha fallado, pero Dios no falla, a diferencia de los ídolos y dioses falsos, no confunde ni desampara a los que confían en Él, porque Dios es digno de toda confianza. 

2. ¿Qué es lo que Dios pidió a Abraham? ¿qué es lo que Dios pide a todos los que se acercan a Él ? Fe (Heb 11:6) porque “el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra” (Stg 1:6) creer en Dios es la obra que pide de nosotros “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado” (Juan 6:29). 

3. Creer es ver más allá del velo temporal de las apariencias, entender el poder limitado de los enemigos de Dios, y confiar en la victoria final del Hijo de Dios. Creer es apoyarnos, no en nuestra sabiduría, sino en la sabiduría de Dios. Cuando creemos lo hacemos no en un sentir personal sino en la Palabra revelada de Dios. Creemos cuando reconocemos que nuestra naturaleza está debilitada por el pecado, y nuestra mente confundida y necesitada de Dios, por lo tanto nos ponemos bajo la autoridad y guía de Dios. 

4. Podemos ejercitar nuestra fe y fortalecerla, y si somos hijos de Dios no nos faltarán ocasiones para ejercitar nuestra confianza en el Dios que da vida a los muertos. Cada revés de la vida, cada tropiezo, cada decepción, cada injusticia temporal, nos llevará a Él, a sus promesas, a su sabiduría. Ejercitamos nuestra fe al leer la Palabra de Dios y reconocer la verdad de lo que nos enseñado, y también fortalecemos la fe al orar con confianza y esperar en su presencia. El creyente verdadero cuida su fe, la limpia, la alimenta y la mantiene, porque sabe que por medio de ella conecta con su Salvador. 

5. La promesa de este texto es clara: Dios es fiel, cumplirá sus promesas, cuidará de los suyos, no nos fallará. A su vez es una promesa que fortalece nuestra fe, y que es garantía de la fidelidad de Dios, es mejor esperar en Él y si fuera necesario morir en esa esperanza, como aquellos que sin haber recibido (aún) lo prometido (Heb 11:35) “Hasta que muera” dice Job “no quitaré de mí mi integridad” Job 27:5. Nos aferramos a esta promesa y la recibimos, porque los santos de Dios pueden afirmar que Dios ha sido fiel en esta vida, en cada prueba, y lo será. 

6. Este mundo es apariencia, a pesar de la agitación de las naciones, de las pruebas, Dios está sentado en Su trono y es fiel, Él no fallará, ¡dichosos los que confían en Él! esperemos, confiemos, obedezcamos, y seamos fieles a Aquel que mostró su fidelidad en la cruz, haciendo un nuevo pacto que asumió entregando a Su Hijo por nuestros pecados y sellando eternamente su fidelidad.