“En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me la quitara. Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí”
2 Corintios 12:8-9 NTV
LA DEBILIDAD COMO PODER
1 Nuestra condición humana no sabe gestionar bien la fuerza y el poder, corrompemos todo lo que tocamos, el orgullo y el deseo de sobresalir afloran, y terminamos pensando que merecemos la bendición de Dios. En el tierno cuidado del Señor Jesús a Pablo, le puso un aguijón para evitar que Pablo se llenara de vanidad por las experiencias que había tenido.
2 “Mi gracia es todo lo que necesitas”, ¿nos apoyamos en Dios? ¿dependemos de Él y de su fuerza? ¿le buscamos? debemos entender bien lo imprescindible que es la Gracia de nuestro Dios y buscarle desde que abrimos los ojos, al comenzar el día. Oremos: Señor, dame la Gracia de cada día, susténtame y guíame.
3. Si por alguna razón estamos sufriendo, entendamos que Dios realiza su obra en nosotros de manera más eficaz cuanto más humillados y débiles estamos. Podemos consolarnos en los momentos de debilidad pensando esto: que Dios está obrando en nosotros para bien, porque nos ama. Las lecciones espirituales aprendidas en el sufrimiento y debilidad serán el fundamento de un renacer de nuestra vida interior y de nuestra nueva madurez. Lo que los seres humanos rechazamos es el medio que Dios escoge para hacernos crecer en santidad e intimidad con él.
4 Entendamos que esta vida es demasiado breve y demasiado valiosa. Nada de lo que tenemos aquí es permanente, excepto nuestro crecimiento espiritual y los frutos de nuestra obediencia. Todo sufrimiento tiene fin, y no tendremos ocasiones tan valiosas como estas para aprender las lecciones espirituales que durarán toda la eternidad.
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