martes, marzo 28, 2023

Apocalipsis es para hoy

 »Y habrá señales extrañas en el sol, en la luna y en las estrellas. Y aquí en la tierra, las naciones del mundo estarán en caos, perplejas por los mares rugientes y las mareas extrañas. La gente quedará aterrada de lo que verá venir sobre la tierra, porque los poderes de los cielos serán sacudidos. Entonces todos verán al Hijo del Hombre venir en una nube con poder y gran gloria. Por lo tanto, cuando todas estas cosas comiencen a suceder, pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está cerca!

Lucas 21:25‭-‬28 NTV


Siempre he pensado que textos como este, Mateo 24,  Daniel y Apocalipsis y otros, se refieren a los últimos años antes del fin, pero con el paso de los años estoy dudando de la rigidez de mi esquema profético y pienso que en cada generación hay creyentes que sufren una feroz persecución y que estos textos son para ellos. La violencia que estos años hay en Nigeria contra los creyentes es salvaje y cruel, ¿que podríamos decir de Corea del Norte, Sudán o la India? mucho me temo que la lista es demasiado larga. El Señor Jesús, en su inmenso amor cuida de estos santos perseguidos para que miren al Cielo con esperanza, ya que su redención llegará y Dios les hará justicia. Por supuesto creo que hay enseñanza para los últimos años de los últimos días. 

Lo primero de todo que vemos es el TEMOR, “la gente quedará aterrada de lo que verá venir sobre la tierra”. ¿No vemos el terror siendo predicado desde los medios de comunicación cada día? este mundo es azotado por guerras, plagas y hambres, y estos golpes son parte de la ira de Dios sobre un mundo que le ha dado la espalda, y son señales para el creyente, para que levante sus ojos al cielo con esperanza, y para que reconozca que este mundo no es su hogar, que pertenece al Reino de Dios.

Lo segundo, la venida del Hijo del hombre es un hecho cierto. Dios ha determinado un día y una hora en la que Jesús volverá, irrumpiendo en nuestro mundo con una gloria espectacular, para asombro y terror de los incrédulos, y para inmensa felicidad de los que amamos al Salvador. Nosotros no conocemos ese día ni la hora, pero confiamos en la promesa cierta de que ese día está por venir, y lo anhelamos. Es más, la esperanza de su venida nos purifica (1ª Jn 3:3), y es que vivir en esperanza nos estimula a vivir vidas santas, que buscan servir al Señor, sirviendo a su iglesia y vidas limpias, que buscan la obediencia y el contacto continuo con el Señor. 

El reto para hoy, y para siempre es ejercitarte en la esperanza, a lo largo del día levanta tus ojos al Cielo y di: “Mi esperanza eres tú, Señor Jesús, ven pronto. Ayúdame a estar listo, a amarte más, a buscarte de todo corazón”. A la siguiente hora puedes orar (con estas u otras palabras): “¿Y si volvieras ahora? con gozo dejaría este mundo para estar contigo, ven pronto y haz justicia a tus escogidos Señor”. Hermano, ejercita el músculo de la esperanza, de la fe, porque al hacerlo crecerás en santidad, y en intimidad con el precioso y magnífico Señor y Padre.


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