jueves, septiembre 20, 2012

El ayuno en los tiempos del fin

Vivimos con una presión enorme. Seamos conscientes.

Se supone que la tecnología tenía que liberarnos y proporcionarnos menos trabajo y más descanso, pero es un regalo envenenado cuando lo consideramos un fin en sí mismo. Llevo pensando en estas cosas desde hace unas tres semanas, de hecho el Domingo pasado compartí buena parte de las mismas en base a un estudio de 1ª de Pedro que estoy haciendo.

M. Driscoll dice: pensemos en la electricidad. Para nosotros es algo natural. Antiguamente no era así, antes dependíamos del sol, las horas de luz de trabajábamos (Jn 9.4) y cuando el sol se escondía nos íbamos a casa a descansar, sin más elección. Vivíamos en sintonía con los ciclos de luz y noche, trabajo y descanso. Ahora tenemos luz las 24 horas del día, podemos estar trabajando como pollos en una granja industrial, cacareando y picoteando sin descanso (os recomiendo la predi de Driscoll "Work and Worship" en inglés). Algunos trabajan día y noche, no diferenciamos los ciclos de descanso y trabajo, tenemos tiendas que abren las 24 horas, Internet.

No estoy en contra del progreso, pero sí en contra de una aplicación que dañe al hombre.

Este progreso nos distrae de la tarea más importante que tenemos: tener comunión con el Dios vivo, nuestro Creador y Salvador. Curiosamente no encontramos tiempo para estar una hora leyendo la Biblia y orando. Necesitamos soledad, quietud y buscar al Señor. El cristianismo, el testimonio y el proceso de transformación en Su imagen, que la Biblia llama santificación DEPENDE de esta preciosa comunión, de la confianza y obediencia.

Es curioso que cuando comienza Septiembre tengo estos periodos de buenos propósitos, pero últimamente he estado meditando mucho en este asunto. La presencia de Dios en mí es algo que es fácil de espantar. El trabajo, las conversaciones, e incluso la misma iglesia me puede distraer de esta presencia. Debo ser cuidadoso.

He pensado bastante en el tema de los apoyos, falsos apoyos y verdaderos apoyos (en breve confío en poner mi mensaje del Domingo pasado). He descubierto la historia de Horatio Spafford, este creyente era un abogado de éxito que experimentó una pérdida detrás de otra hasta quedar con la esencia de su apoyo, su fuerza, y su identidad. Primero murió su hijo único, luego la pérdida de una gran cantidad de dinero que invirtió, meses más tarde unos incendios en Chicago consumieron casi todos sus bienes. Decidió viajar a Inglaterra y mandó primero a su esposa con cuatro hijas para luego marchar él. En el viaje un buque chocó contra el barco en que ellas viajaban, sólo se salvó su esposa, quien le mandó un telegrama: "Saved alone" en castellano: "única superviviente", pero en inglés el sentido se presta a un significado cristiano.

Os dejo un vídeo con una explicación de esta historia así como el himno en su versión en castellano


Es importante que descubramos cual el centro de nuestro vivir, el apóstol Pedro dice que para los que creemos en Él: "él es precioso" 1 Pe 2.7. Y si esto es así ¿por qué no lo hacemos el centro de nuestra vida, buscando el contacto con él, no sólo en un devocional de media hora en la mañana, sino en cada momento?.

En estos tiempos que vivimos, tan cercanos al fin, en los que todo está agitado, y el temor llena los corazones de los hombres, aquellos que pertenecemos al Dios vivo debemos vivir en Su presencia, ser luz para otros, pero sobre todo vivir en esa Luz.

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