La foto la he sacado esta mañana, en Fuenlabrada. Volvía de una instalación de software en una red local y me sorprendió muchísimo este negocio, una especie de tienda en la que el dueño, aprovechando el espacio libre, escribió "Jesús nunca falla".
Ese pequeño gruñón y criticón que llevo dentro se puso a buscar defectos: vaya forma extravagante de predicar, ¿no se da cuenta de que no es oportuno?, ¿realmente cree que persuadirá a alguien con una frase en medio de ese letrero?.
Seguí caminando rumbo a la estación de tren, perdido en mis pensamientos y en todas las cosas que tengo que hacer y que no sé si podré hacer a tiempo.
Pero el sentido común le habló a mi orgullo. La persona que hizo aquello sólo buscaba una cosa: dar gloria a Dios, reconocer que Jesús es fiel. Oportuno o no, extravagante o no, lo que busca es honrar a Su Señor, y yo no soy nadia para juzgar a alguien que tan buenos motivos tiene. Lo hace para Él.
Sigo caminando, algo más abatido, quebrado, pero con una lección aprendida.
"¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme." Rm 14.4
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