sábado, junio 25, 2011

Aburrir con la Palabra de Dios

Sigo con mucho interés a conocidos predicadores norteamericanos, es lo bueno que tiene Internet. Me encanta y aprendo mucho de ellos, su forma de comunicar y de hacer más cercana la Palabra de Dios. Tienen audiencia, porque las personas realmente están necesitadas de Dios y creo que muchas veces más que acercarles la Palabra las aburrimos con discursos soporíferos.

Pero personalmente mi predicador favorito es alguien de quien no he visto un solo vídeo ni escuchado un mp3. Es Carlos Spurgeon. Su colección de sermones "No hay otro evangelio" me parece una verdadera delicia que leo y releo. Spurgeon es capaz de predicar con pasión y fidelidad a la Palabra, a la vez que cautivar y mantener en vilo a cientos y miles de personas cada Domingo. ¿Hay interés por la Palabra?, creo que lo hay, pero también creo que igual que los humoristas y los profesionales del entretenimiento hacen lo mejor que pueden por hacer que su mensaje sea cautivador, nosotros tenemos que hacer lo mejor que podamos por buscar la excelencia y honrar a Dios.

Cuenta Spurgeon que un pastor le preguntó a un famoso actor que trabajaba en un teatro en la misma calle donde él tenía su iglesia:

-¿Por qué usted reune a tal cantidad de personas y yo apenas consigue reunir a unas pocas?.

El actor respondió:

-Porque usted predica la verdad de Dios como si fuera mentira, y yo predico mentiras como si fueran verdad.

No se trata de popularidad ni amor a las multitudes, se trata de predicar a la altura de la dignidad de nuestro mensaje. Es por eso que creo que la Iglesia necesita de personas que llenas del conocimiento de la Palabra de Dios sepan entrar en esta cultura comunicando el evangelio con palabras comprensibles para una generación que ignora completamente los conceptos cristianos más básicos. Y eso, para nosotros, los ratones de iglesia, es un gran esfuerzo dada la riqueza de nuestra herencia cristiana y los precisos términos teológicos con los que nos movemos.

¿Cuales son los elementos que considero imprescindibles para el predicador?.

Lutero decía que los tres ayudantes del predicador son: estudio, oración y tribulaciones. No hay nada nuevo bajo el sol, ni os voy a comentar nada que otros no hayan dicho mucho mejor que yo.

Lo primero es pasión por la Palabra de Dios, si no, no tenemos nada que decir. Y esto equivale a pasión por Dios, no son cosas que deban ir separadas. Es el amor a Dios lo que nos debiera mover a conocerle.

Lo segundo es amor por las personas. No estoy seguro de que todos los predicadores amen a las personas. Quizás algunos aman más sus libros, y quizás otros sólo aman a aquellos que son capaces de entender su profundo discurso. Algunos son demasiado "religiosos", y eso hace que su mensaje no sea nada Cristocéntrico, sus énfasis pueden ser aspectos secundarios y al igual que los fariseos no tocan el meollo del asunto.

Me encantan los monólogos cómicos. Creo que muchos de estos monologuistas son unos observadores concienzudos de la naturaleza humana, se fijan en situaciones cotidianas, conversaciones, y son capaces de ver el lado risible de todo. El predicador debe conocer, estar cerca de las personas, exactamente igual que Jesús, saber qué les preocupa y ofrecerles el consejo de Dios a sus situaciones. A la gente les gustan los monólogos porque hablan de cosas que les son cercanas. Jesús no era un monologuista, pero conocía a las personas y les hablaba de historias que les eran muy cercanas: una mujer que pierde una moneda, un hombre que sale a sembrar, la terrible historia de un samaritano apaleado por bandidos, la impactante historia de dos hombres que fueron al más allá (el rico y Lázaro)....

Otra cosa más: es un pecado aburrir a las personas con la Palabra de Dios. Ojo, NO ESTOY DICIENDO QUE LA PREDICACIÓN DEBA SER UN SHOW, lo que estoy diciendo es que un predicador negligente y sin pasión es muy capaz de aburrir y desanimar a los que le escuchan. Si amas a las personas no harás eso. Spurgeon decía algo así como: "La congregación que tiene la desgracia de tener un predicador aburrido, es bendecida por un plácido y profundo sueño".

La Palabra de Dios es VIVA, la Palabra de Dios es el único consuelo real, nos habla de Alguien fascinante, trascendente y cercano: Dios. Convertir la Palabra en un bodrio insoportable es pecado, anatema. Nuestro trabajo no debe ser maquillarla ni mejorarla, no, la Palabra ya es perfecta, nuestro trabajo es NO ESTORBAR.

Creo que la capacidad de predicar es un don del Espíritu Santo y un arte. Quizás nos hemos centrado en la capacidad de transmitir información y no en la belleza del mensaje en sí. Quizás escribimos bosquejos procurando cubrir ciertos puntos y explicar muy bien la información que queremos presentar pero no nos preocupamos por cómo vamos a presentar la verdad de Dios. Debemos ser incorruptiblemente fieles a la literalidad de la Palabra de Dios, así como diligentes y sagaces a la hora de presentar el mensaje.

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