El Jueves pasado fuí a la librería evangélica "Amor de Dios" y conseguí dos libros que tenía ganas de leer desde hace tiempo... bueno, en realidad quería más libros, pero... hay que decidir, y me llevé sólo esos dos.
Soy un "fan" desde Spurgeon desde que leí la colección de sermones "No hay otro evangelio", un verdadero tesoro y uno de mis libros cristianos favoritos que leo regularmente una y otra vez.
Me sigue sorprendiendo que hoy en día se hable tan bien de Spurgeon, pero se ignore lo que Spurgeon defendía y creía, las doctrinas de la Gracia (como el gustaba llamarlas). Esta nueva biografía aporta datos nuevos sobre la vida del predicador, sobre todo su vida como pastor "rural" antes de ir a Londres, su infancia, su abuelo y su vida con él, así como su llegada a Londres y cómo la obra fué creciendo de manera asombrosa, así como todas las otras obras (escuela de pastores, orfanato, misiones, publicaciones...). Su esposa que suele ser un personaje más o menos ignorado cobra protagonismo como compañera y ayudante de Carlos Spurgeon.
Se vuelve a tocar el tema de la "controversia" y la oposición que sufrió Spurgeon con los pastores modernistas, así como su oposición a la esclavitud. Tampoco se soslaya el "calvinismo" de Spurgeon y su firme defensa de la Gracia y Soberanía del Dios.
Otro tema muy interesante son las anécdotas que protagonizó el "príncipe de los predicadores", alguien siempre lleno de buen humor, y genial en sus respuestas, elocuente y ágil con la Palabra. Ha habido momentos (mientras leía en el Metro) en los que me ha sido difícil no contener la carcajada.
En estos días en los que se desprecia la doctrina, Spurgeon nos enseña varias cosas, el amor al estudio de la Palabra de Dios y la doctrina, el valor para contender por la fe dada a los santos, el celo por las almas, y la profundad humildad y amor que todo hombre y mujer de Dios deben tener, por más grandes y encumbrados que fueran.
Un arroyo cerca del hotel, podéis haceros una idea de lo precioso que
estaba el campo estos días.
estaba el campo estos días.
Estos días los he pasado con mi esposa en un pequeño hotel rural en Ávila, hemos llegado cargador de libros, con la idea de andar, leer, charlar y descansar, y ha sido de grandísima bendición.
Durante nuestra "escapada" he estado pensando que no son tan diferentes nuestros días de los de Spurgeon. Por un lado la iglesia sufre el ataque de otra forma de "modernismo", en este caso es el materialismo que apaga la fe, y los maestros de la prosperidad. También nos encontramos con algunos que enseñan contra la infalibilidad de la Biblia, o que defienden la homosexualidad desde los púlpitos, deslizándose a su vez en enseñanzas contra la autoridad de la Palabra.
Por otro lado tenemos otros que condenan o se avergüenzan de las doctrinas de la Gracia. Spurgeon era acusado de ser "calvinista", a lo que él respondía que creía en el evangelio de Agustín, de Pablo, de Calvino y de Cristo. También hoy he visto a muchos (en reuniones de pastores, acusar a hermanos de "calvinismo" como si eso fuera una enfermedad). Paul Washer, cuando es preguntado sobre si es "calvinista" él responde (genialmente) que en realidad es un "spurgeonista de cinco puntos" (¡ja!).
Curiosamente, cuando el modernismo se fué extendiendo entre las iglesias la asistencia disminuyó muchísimo, y la ayuda a orfanatos y misiones (en estas iglesias) desapareció. Hoy en día se habla de avivamiento, "técnicas" de crecimiento de iglesia, y lo que se necesita es una predicación radicalmente bíblica, una exposición del evangelio sin contaminación, y una predicación comprometida con la Gloria de Dios.
Hombres como Washer y John Piper son un ejemplo de lo que digo, pero nos hacen falta muchos más...
Durante nuestra "escapada" he estado pensando que no son tan diferentes nuestros días de los de Spurgeon. Por un lado la iglesia sufre el ataque de otra forma de "modernismo", en este caso es el materialismo que apaga la fe, y los maestros de la prosperidad. También nos encontramos con algunos que enseñan contra la infalibilidad de la Biblia, o que defienden la homosexualidad desde los púlpitos, deslizándose a su vez en enseñanzas contra la autoridad de la Palabra.
Por otro lado tenemos otros que condenan o se avergüenzan de las doctrinas de la Gracia. Spurgeon era acusado de ser "calvinista", a lo que él respondía que creía en el evangelio de Agustín, de Pablo, de Calvino y de Cristo. También hoy he visto a muchos (en reuniones de pastores, acusar a hermanos de "calvinismo" como si eso fuera una enfermedad). Paul Washer, cuando es preguntado sobre si es "calvinista" él responde (genialmente) que en realidad es un "spurgeonista de cinco puntos" (¡ja!).
Curiosamente, cuando el modernismo se fué extendiendo entre las iglesias la asistencia disminuyó muchísimo, y la ayuda a orfanatos y misiones (en estas iglesias) desapareció. Hoy en día se habla de avivamiento, "técnicas" de crecimiento de iglesia, y lo que se necesita es una predicación radicalmente bíblica, una exposición del evangelio sin contaminación, y una predicación comprometida con la Gloria de Dios.
Hombres como Washer y John Piper son un ejemplo de lo que digo, pero nos hacen falta muchos más...
2 comentarios:
Gracias por tu post Julio. Totalmente de acuerdo contigo.
Un abrazo
Hola,
encontré muy bueno el comentario.
Bueno, soy bautista y hace poco en la escuela dominical se 'burlaron'de mi diciendome que era reformado, etc
Desde ahora soy Spurgeonista de cinco puntos jaja.
Bendiciones!
Ps. Washer y Piper maestros en el día de hoy.
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