miércoles, agosto 20, 2008

Gente que conozco en el autobús

Viajo mucho en autobús (en general, viajo mucho), y como mínimo procuro orar por la persona que viaja a mi lado, y si el Señor me da la oportunidad puedo hablar con la persona que acompaño (de esa manera he podido tener muchas conversaciones la mar de interesantes).

Hoy había a mi lado un chico nigeriano, no hablaba español, así que pude hablar con él en inglés y de paso practicar un poco con mi oxidado inglés. Teníamos seis horas de viaje por delante, así que eso da para mucha conversación. Comenzamos hablando de artes marciales, mi nuevo amigo es un atleta muy aficionado y yo no hace mucho tiempo era cinturón negro de Taekwondo (lo practiqué desde los trece años), eso nos llevó a hablar de su vida, sus viajes, su vida en España (vende pañuelos en un semáforo) y mira tú por donde, el Señor permitió que de forma natural pudiera hablarle de Él. Cuando empecé a testificarle de mi fe en Jesucristo se quedó muy, pero que muy callado, con los ojos a punto de empezar a llorar.

-¿Sabes?, mis padres eran cristianos y yo fuí educado como cristiano.

Aquello, una vez más, no era casualidad. Le dije que entonces ya sabía de qué estaba hablando, el chico llevaba una Biblia y la leía a menudo, le animé a confiar en Jesucristo como su Señor y Salvador, a buscar una iglesia donde reunirse... y me escuchaba con mucho interés.

Al final del viaje le pedí su número de teléfono y le dije que le iba a poner en contacto con Misión Urbana de Sevilla, le dije que allí podrían ponerle en contacto con una iglesia local. También pude ayudarle (uno nunca sabe si va a ofender, así que le dije "El Señor me ha pedido que te entregue esta ayuda) y la aceptó con una sonrisa en la cara. "Hoy estoy feliz".

Cuando llegamos a la estación le presenté a mi padre y a mi hermana y le animé a confiar en Dios y buscar una iglesia, le dije que oraría por él y le llamaré. Si él estaba feliz, yo más.

Y entonces me dí cuenta que no había comido. Y lo que es más sorprendente, ¡no tenía hambre!, lo cual es raro en mí porque soy un "hambrón" de mucho cuidado. Y recordé esas palabras de nuestro precioso Señor Jesús después de hablar con la samaritana, satisfecho de testificarle: "mi comida es hacer la voluntad de Dios"....

¡Qué privilegio es testificar y qué gozo nos da el Señor cuando lo hacemos!, orad por mi amigo Nigeriano-

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por compartir este bonito testimonio. Me anima a continuar predicando al prójimo (a quien tenga a mi lado). Bendiciones.

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