sábado, abril 05, 2008

I Congreso de Creciendo en Gracia en España


Antes de acudir a mi compromiso con una iglesia del sur de Madrid me pasé por el Hotel Convenciones, donde a las 17 hrs estaba convocada la primera parte del Congreso de "Creciendo en Gracia", movimiento pseudo cristiano liderado por el autoproclamado "cristo" José L. de Jesús Miranda.

El Hotel Convenciones es un gran hotel donde este movimiento tenía reservado un salón enorme (seguramente pensado para congresos más concurridos). La verdad, después de las amenazas que me han llovido por internet, los insultos, y demás lindezas con las que me han "obsequiado" algunos simpatizantes, iba con los ojos abiertos. Estas personas se declaran contrarias a la violencia, con todo Miranda tiene un cuerpo de seguridad, además, uno nunca sabe si un exaltado que está convencido que matar no es pecado, sino sólamente algo ilegal, puede entrar en escena.
La sala en la que entré estaba llena de mesas cuidadosamente colocadas, en cada mesa unas hojas para tomar notas, con su bolígrafo, unos caramelos, y un folleto que "explica" que el Señor llegó (se refiere a Miranda). Seguramente el aforo daba para 120/150 persona, dudo que hubiera ni 40 personas. Muchas mesas vacías, un sólo músico tocando la guitarra mientras los altavoces tronaban música de "CEG".

Localicé a las personas de seguridad, los guardaespaldas de Miranda, con sus elegantes trajes negros y sus audífonos colgando de un oído, conté tres personas, una de ellas una mujer con un traje claro algo grande para su talla.
Un cámara grababa, mientras los niños se movían de un lado a otro, ví a una niña con una camiseta negra en la que estaba escrito "666", también ví tatuajes.
En cuanto a la composición de la sala eran mayoritariamente extranjeros, sólo ví a tres españoles (aunque se trataba de un congreso en España, nacionales no abundaban), unas niñas repartían banderas de España, y una señora me dió amablemente una servilleta "para saludar al apóstol cuando llegue".


Intenté localizar a alguno de los barones de CEG, no encontré a nadie, tan sólo a la señorita Axel Poessi, con un ceñido traje negro, en su minifalda el 666. Ella estaba instruyendo a una señora cómo agitar las servilletas de papel a la llega de Miranda.
Esperé, y esperé. Pero me tenía que ir, me quedaba casi una hora de trayecto entre tomar el tren para visitar al grupo de hermanos que me habían invitado. Así que me tuve que ir. Una lástima, me hubiera gustado haber visto la llegada de Miranda ante una fastuosa multitud de menos de cuarenta personas. Todo un recibimiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lastima me ubiera gustado saber que dijo ante la "multitud"

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