Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
S. Lucas 12:20-21 RVR1960
¿Cuánto vale tu alma? ¿cual es el precio de la eternidad? la necesidad de ocuparnos de las tareas diarias no excluye la mayor de nuestras tareas, la mayor de nuestras necesidades: nuestra salvación, y la eternidad. En nuestro texto el protagonista se aseguró de disfrutar de su comodidad en esta vida, pero descuidó completamente su bienestar eterna, es por eso que Dios le llamó necio. Este hombre era muy hábil manejando sus asuntos en esta vida, pero un completo desastre gestionando su eternidad, ¿cómo eres tú? ¿te identificas con él?
Primero de todo: ¿piensas en Dios? este hombre únicamente pensaba en los asuntos de esta vida, sus negocios, sus planes, y su casa. Ignorar a Dios no sólo es una necedad, es el mayor acto de ingratitud. Vivir de espaldas a Dios es negarnos el mayor bien en esta vida y en la vida futura. Dios nos ha hecho una oferta de paz: Jesús, Él es quien nos reconcilia con Dios. En Jesús tenemos perdón de pecados al haber pagado Él nuestra culpa, en Él somos amados, aceptados y miembros de la familia de Dios.
Lo segundo, ¿te estás preparando para tu eternidad? este hombre acumuló riquezas para su vida aquí, pero entró en la vida futura completamente desnudo, sin nada. Acumular tesoros en esta vida es dejar una herencia para los que vengan detrás. Pero podemos invertir en nuestra eternidad al ser útiles para Dios y para otros.
El reto para hoy es vivir a la luz de la eternidad, sabiendo las consecuencias que nuestras pequeñas decisiones tienen en nuestra vida al otro lado de la muerte.
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