¡Heme aquí!

Pues sí. Se ve que el Señor lo tenía claro, y que yo no. Cuando volví del Centenillo estaba abrumado, por un lado la necesidad en distintas iglesias, en la obra, en el evangelismo, en los jóvenes, en la sana enseñanza, el mismo Lunes le preguntaba al Señor qué quería de mí. Las posibilidades de servir son muchas y siento que encajo en muchos sitios...

Y después tuvimos el día con los jóvenes, el Domingo, salimos juntos, bautismos, comida, y luego fuimos a ver espadas en una exposición. Hay una necesidad, y todo parece indicar que soy la persona adecuada para estar al frente de un grupo de jóvenes de unos 13 años... pero....

... ya tengo mucho trabajo en la iglesia y fuera de la iglesia
... (dicho con boca pequeña) los Sábados es la única parte de la semana que tengo medio libre (bueno, y también muchos Domingos por la tarde)

Hoy me reunía con mis colegas de ministerio y les comentaba lo que estaba pensando, hace un par de horas Jorge me daba su apoyo sin reservas para que pueda dedicarme a liderar a los jóvenes. Y todo, todo parece encajar, me gusta el ministerio con jóvenes, y es muy necesario, ¿qué digo?, es clave.

Ser antes que hacer. Una cosa curiosa que me ha pasado es en relación a un buen amigo que tuve en Sevilla. Se trata de un jóven con el que no tuve mucho trato, apenas unas cuantas salidas, invitar a unos cuantos a mi casa a comer spaghettis (soy conocido entre los jóvenes por mi ministerio de spaghettis con tomate, una buena forma de reunirlos). Pero no tuve mucho contacto con él. Y resulta que años después no sólo me recuerda, me invita a predicar en su boda, y le ha hablado a su novia de mí lo que aprendió. ¿Pero de qué, si apenas tuve tratos con él?.
Y es que, hermanos, es más importante SER que hacer. Nuestros esfuerzos principales deben estar orientados a permanecer en la presencia del Señor, ser transformados por Él, y vivir en sencilles y consecuencia (cosa que, tristemente no siempre hago).
Entonces, una vez que seamos transformados por el Señor, seremos capacitados por el ministerio del nuevo pacto, el ministerio del Espíritu, para hacer la obra. Otros ministros se centran en hacer muchas cosas, piensan que cuantas más cosas hagan mejores ministros serán: error. Terminarán quemándose y siendo ineficaces. En cambio, si eres auténtico impactarás definitivamente en muchas, muchas vidas.

Un caso de un ejemplo vivo. Hay muchas personas que me han impactado para toda mi vida, sólo voy a comentar una de ellas, se llama Eric Bermejo (tenéis alguna predicación suya en la Videoteca Cultural Evangélica, accesible por internet). Sus mensajes me cautivaron desde que empecé a dar mis primeros pasos en la vida cristiana. Recuerdo un verano en el que escuché una y otra vez "El sacerdocio del creyente", "EL infierno" y otros cassetes con sus predicaciones, los escuchaba una y otra vez, hasta el punto de ser capaz de hacer buenas imitaciones de su acento inglés.
El hermano Eric nos ha impactado por su vida, transpira coherencia, devoción al Señor, fidelidad, y ese "perfume" nos ha cautivado a muchos.
Hace un par de semanas hablaba con mi amigo Hans acerca de Eric, y de lo mayor que está, y me dijo exactamente la misma frase que le había dicho yo a mi mujer cuando salimos de las conferencias de Panjón:
-¿Y qué vamos a hacer cuando Eric Bermejo se vaya con el Señor?.
Hermanos así son un referente, y lo que necesitan los jóvenes hoy en día no es un super músico, o un predicador, o un showman, necesitan a un cristiano cercano a ellos que sea un modelo porque en su vida ama al Señor y vive en Su presencia.
Lo que dice Marcos en su comentario es muy cierto, las iglesias debiéramos potenciar el ministerio entre jóvenes, hasta el punto de dedicar valiosos recursos para ellos, conozco a iglesias que son muy bendecidas por causa del ministerio entre jóvenes, a finales de 2005 predicaba en un campamento de jóvenes de la iglesia Cristo Vive que tienen esa carga por este crucial ministerio.

Pues lo dicho, seguid orando por mí, porque en todas estas cosas ¿quien es suficiente?, es el Señor el que nos hace aptos en toda buena obra.