jueves, septiembre 07, 2023

Enviado

 Me dijo: —Hijo de hombre, escucha con atención y retén en la memoria todas las palabras que voy a decirte. Luego entra a donde están los cautivos, los hijos de tu pueblo y diles: «Así ha dicho el Señor», ya sea que escuchen o que dejen de escuchar. El espíritu me elevó, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: «¡Bendita sea la gloria del Señor desde su lugar!».

EZEQUIEL 3:10‭-‬12 RV2020


ENVIADO


El profeta Ezequiel es enviado a los hijos de Israel, pero antes Dios trata con él, lo prepara por su Espíritu y le anuncia cómo van a reaccionar sus hermanos, el rechazo que va a sufrir por ser un profeta del Señor, y por la naturaleza del mensaje que le es dado. 

2. El profeta recibe la Palabra del Señor primero, junto con un llamamiento a ir. Si el llamamiento de Dios no va acompañado con el mensaje de Dios entonces Dios no está detrás de esa comisión. El profeta tiene un mensaje que no es suyo, le viene dado, y su cometido es ser fiel al mensaje y obediente a la hora de entregar ese mensaje, aunque sabe muy bien las consecuencias que tendrá su obediencia. La única recompensa que tendrá en esta vida es el rechazo contra él por hacerse vocero de Dios. En estos días donde algunos se sienten llamados, ¿aceptamos el llamado a sufrir por ser fieles a Dios? ¿aceptamos ser llenos de la Palabra de Dios de tal manera que no haya nada de nosotros en nuestro servicio, ni nada por lo que podamos enorgullecernos?

3. El profeta recibe el Espíritu de Dios para el encargo que ha recibido. El Espíritu de Dios eleva, impulsa, fortalece y capacita a Ezequiel para ir a su pueblo con un mensaje que ya sabe que será rechazado. Si la acción del Espíritu de Dios no habrá ministerio, necesitamos que al igual que Ezequiel o Felipe, seamos llevados por el Espíritu de Dios, movidos y dirigidos. Esto no es un sentir privado, o ceder a fantasías santificadas, tampoco es poner en boca de Dios palabras que Él no ha dicho, sino refugiarnos de tal manera en Él que Su presencia impregne nuestro ser. Ser guiados por el Espíritu de Dios implica pensar muy poco en nosotros mismos y mucho en Dios, ya que el Espíritu glorifica al Padre. Ser llenos del Espíritu de Dios implica sujeción a Dios, a Su Palabra, a Su voluntad, y morir a nosotros mismos.

4. El profeta es testigo de la gloria de Dios, con sus oídos oye alabanzas a Dios: “¡Bendita sea la gloria del Señor desde su lugar!”. En el ministerio de Ezequiel no hay lugar para Ezequiel, sólo Dios es protagonista. Al igual que Juan el bautista fue extinguiéndose hasta morir en una celda, Ezequiel ha comenzado un camino en el que su orgullo protagonista, su identidad queda eclipsada por la gloria de Dios, y es en esa presencia magnífica de la gloria de Dios que él encuentra su identidad. Los malos reyes de Israel fueron ellos mismos, en cambio los buenos reyes de Israel no dieron lugar a sus deseos, sino a Dios. Que el Espíritu de Dios nos lleve a un punto en el que Dios sea el todo en nosotros, y nosotros no encontremos sentido fuera de Dios.


2 comentarios:

JoseSan dijo...

Cómo distinguir si el mensaje viene de Dios o de mí mismo?

Converso dijo...

Si te refieres de dónde vienen las: sensaciones, pensamientos, etc.... normalmente son tus pensamientos. Dios habla por Su Palabra, la Biblia, todo consejo de un amigo, toda prédica, tiene que coincidir con la Biblia, mi consejo es que te dediques al estudio de la Biblia para así poder tener discernimiento.

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